Mañana es el gran día para los hinchas, jugadores, directivos y técnicos de Everton de Viña del Mar. Y es que cerca de las tres de la tarde, cuando el juez Fifa, Eduardo Gamboa, dé por terminada la gran final entre Puerto Montt y Everton, el cuadro viñamarino podría poner fin a casi 25 meses de tortuosa permanencia en la Primera B, luego de perder la categoría en el CAP de Talcahuano, en una oscura y triste tarde el 26 de abril del 2014.

Para alcanzar dicho objetivo, los dirigidos por Héctor Tapia -que esta tarde abordarán un vuelo charter, rumbo a la capital de la X Región- tendrán que capitalizar y sacarle partido al 3 a 1 del pleito de ida jugado en Sausalito. Un triunfo y un empate, obviamente, le otorgarán el segundo cupo de ascenso a los viñamarinos, quienes, en esa instancia, acompañarían al campeón del ascenso, Deportes Temuco, en la división mayor de la temporada 2016-2017.

Ahora, una derrota -pero por tan sólo un gol de diferencia- también le otorgaría el premio mayor a los guata amarilla. Un 0-2 en contra (o un 1-3, 2-4, 3-5 o así sucesivamente) obligaría a una definición a través de la tanda de penales; mientras que para que Puerto Montt sea el ascendido en cancha, los sureños deberán ganar por tres tantos de diferencia en los 90 minutos de juego.

SE respeta al rival

Ajenos a lo que se dice en Puerto Montt, en donde todos aseguran que "lo darán vuelta", en el interior de Everton existe la confianza y tranquilidad que irradian los Dalsasso, Saavedra, Carrasco y "Ribery" Muñoz, entre otros, todos jugadores acostumbrados a jugar y rendir en instancias decisivas como las de mañana en el Chinquihue.

El pasto sintético, el clima a veces lluvioso y el 60 por ciento de rendimiento que ostentan los salmoneros como dueños de casa, son un factor a considerar por los viñamarinos, quienes además saben que tres de los cuatro reveses que sufrió Puerto Montt en condición de local, fueron en el "Rubén Marcos" de Osorno.

En el interior de Everton, si bien existe plena consciencia de que su rendimiento fuera de casa no fue el de los mejores (solo registraron triunfos en Coquimbo, La Florida y Calama en la primera liguilla), también hay consciencia de que las finales son para ganarlas y, tal como lo hicieron los Muñoz, Dalsasso, Ceratto y Saavedra el 2012 en Concepción, los actuales jugadores ruleteros saben que el ascenso está en sus manos... y a tan sólo 90 minutos. ¡Qué así sea!