La historia tras la foto antigua de una feria y su misterioso dueño
Perdida por décadas, ayer inició su viaje de regreso a la Región de Antofagasta. Fue encontrada con una dedicatoria en la que solo aparecían escritos unos nombres, una fecha y "Chuquicamata".
Dicen que todo gran libro esconde misterios que con el tiempo, con nuevas lecturas, van apareciendo. Hay algunos que se declaran medios fetichistas de las ediciones, y junto con leer su contenido tienen que oler el papel, sentir las tapas con las yemas los dedos, mientras más viejas mejor. No hay mayor placer para un amante de la lectura que encontrarse un libro interesante, viejo pero bien cuidado, con cierto desgaste puntual. Un tesoro esperando al aventurero.
De hecho Mariana es de esas personas que antes de ir a una cadena grande de libros prefiere echar un vistazo en cada rincón de una buena feria de antigüedades. Siempre recorre el Barrio Italia en Santiago con ganas de toparse con una buena oferta, y el libro que compró hace semanas en un anticuario de calle Caupolicán, la conectó sin querer con el pasado de una familia chuquicamatina.
Cuenta que fue en un lote de textos y discos que adquirió en el barrio, en el que su pololo encontró una foto antigua con una dedicatoria que les pareció interesante:
-"Con todo cariño y aprecio le dedicamos a mi tía y tía hermana, y tío. Su sobrino Daniel René y Leonor. Edad 6 meses. Chuquicamata 11 de Sep. 1986", se leía.
Les gustó el aspecto de la foto y la instalaron en su hogar tal como si se tratara de su linaje. En ella se veía una señora con blusa blanca, floreada, y un bebé -que supusieron se trataba Daniel- con un mameluco y una chaqueta con una cinta anudada. Los dos sonrientes posaban para la cámara. Daniel en los brazos de Leonor.
La fecha escrita en la parte posterior de la imagen no les parecía tan vetusta como figuraba. Supusieron que era definitivamente anterior al 86, y que con los años fue enviada a la tía, tía hermana y tío, de alguno de los dos.
"Hemos comprado hartos libros viejos y no puedo recordar exactamente en cuál de todos salió la foto. Solo sé que apareció ahí cuando llegamos a la casa hace más de un mes. La dejamos ahí porque era súper linda", recuerda Mariana, quien luego de mirarla en su casa a diario, decidió que en esta historia la protagonista debía ser ella.
Conversó con su pareja la posibilidad de lograr ubicar en alguna parte a familiares o cercanos de los dueños. Se pusieron de acuerdo en iniciar la búsqueda, y un día empezó a publicar la historia en diferentes sitios con la esperanza de que alguien de Chuquicamata reconociera a los involucrados.
Familia
Mientras, en Calama, Diego Cortés desconocía lo que estaba ocurriendo en la capital. Preocupado de asuntos propios, caminaba por la tierra de sol y cobre con la misma sangre en sus venas que Leonor y el pequeño Daniel.
Cuenta que en su casa creció viendo una foto en la que salía su abuela, su abuelo y su papá, muy parecida a la que adornaba el hogar de Mariana en Santiago. Diego nació en Chuqui y hasta hace pocos años seguía visitando el campamento con su papá. Recuerda que su padre se llenaba de emociones cada vez que iba al campamento minero luego de su cierre.
Y cómo no iba a emocionarse su papá, Daniel Cortés Fernández, si fue en esa tierra donde nació en el año 1955. Si fue ahí mismo donde seis meses después se tomó sonriente y feliz una fotografía con su madre -Leonor Fernández-, foto que sesenta años más tarde terminaría en las manos de Mariana en Santiago, quien se sentaba frente a su computador imaginándose cuál sería la historia tras la imagen, al mismo tiempo que Diego caminaba por Calama.
Mariana publicó el retrato y rápidamente personas de buena voluntad, conocidos y desconocidos, comenzaron a compartir su mensaje a la comunidad chuquicamatina. Fue así que antes de lo que imaginó respondieron a su llamado.
Diego indica que le mencionaron la búsqueda que estaba liderando Mariana y se consiguió el Twitter de ella para comunicarse.
"Me encantaría poder contactarme contigo, es sobre una foto que encontraste (…) Acabo de ver la foto que subiste, llegué a ella por una página de Facebook. En esa foto aparece mi papá, me gustaría contactarme", le escribió hace dos semanas -el jueves 28 de abril-.
Hablaron por teléfono y el misterio quedó resuelto.
"Lo que pasa es que en Calama teníamos una foto parecida, salía con el mismo fondo y todo. Entonces yo al ver esa foto me acordé inmediatamente de la otra que teníamos. Entonces la buscamos en mi casa y no la encontrábamos, pero al leer lo que estaba escrito en la parte de atrás me acordé de muchas cosas. Me acordé de mi abuela, me acordé de mi papá, de todo", menciona el joven que junto a su mamá y sus dos hermanos, siguen enternecidos con lo ocurrido.
Según explica, su mamá conversó con un tío, muy cercano de su padre, que le contó que en Santiago había una hermana de la señora de la foto -Leonor, abuela de Diego- a quien le enviaron esa foto de regalo. No tienen más información para saber cómo fue que terminó entre un lote de libros viejos de un anticuario en el Barrio Italia de Providencia, pero sí agradecen que existan personas que entiendan que los objetos tienen un valor mucho mayor al comercial.
"Mi padre falleció hace seis años, así que esa foto tiene mucho valor sentimental para nosotros, para la familia. Mi mamá está muy sorprendida de haberla encontrado en Santiago y por las redes sociales, y todo. Nos parece increíble que Mariana haya hecho esto, es genial que se diera el trabajo de encontrar a la familia y de tratar de entregar la foto (…) Yo siento que cuando cerraron el campamento mi papá se llenaba de emociones así que verla te emociona", agrega el chuquicamatino avecindado hoy en Calama.
Mariana se alegra del resultado, sobre todo si de alguna manera puede reunir a la mamá de Diego y sus tres hijos, con su esposo. "Para ellos es súper importante tenerla, así que hoy mismo se la voy a mandar. Fue muy lindo encontrarla y sería para mí muy emocionante encontrar otra foto así de importante con los años", explica.
"Por lo general, los libros que compro ahí (Barrio Italia) vienen con dedicatorias, así como con cariño para mi tía… y cosas así. Yo voy bien seguido allá porque le compramos también discos antiguos a mi suegro. Me gustan mucho por eso las ferias de anticuarios", expresa la joven que ayer en la tarde se despedía del retrato que luego de décadas retornaba a la Región de Antofagasta. "Fue súper importante conocer la historia del niño y la señora de la foto", concluye.
Y una vez más el pequeño Daniel, sonriente con su mameluco y chaqueta encintada, vuelve a los brazos de su mami Leonor, pero ahora para mirar a su familia, a sus hijos y su esposa, más cerca de su tierra, Chuquicamata.