San Luis aplastó al archirrival e hizo suyo el clásico provincial
Los canarios aplastaron a los rojos en el primer tiempo y luego manejaron ventaja que debió ser más que el 3-1
Claudio Morales Salinas - La Estrella Quillota - Petorca
Los hinchas canarios habían preparado una fiesta en las gradas del "Lucio Fariña", aunque sólo coparon la Tribuna Pinto y la Preferencial. En la cancha los jugadores de San Luis estuvieron a la altura y pusieron el resto para completar el carnaval.
El fútbol rápido y fluido de Gastón Sirino y Boris Sagredo hizo volar a los locales ante un irresoluto cuadro calerano, que jamás halló la pelota, ni menos la solidez defensiva para resistir los embates canarios.
Ya antes de la apertura de la cuenta la portería tambaleaba con un zurdazo de Sagredo que sacó Giovini en los 12 minutos; hasta que en los 22 Sirino se limpió el camino y halló libre a Jaime Grondona por el pasillo izquierdo del área. El ariete sanluisino sacudió un zurdazo bajo, que golpeó por dentro el fierro que sostiene las mallas, y provocó la primera explosión de las cuatro mil almas que llegaron al estadio.
Lejos de reaccionar, Unión La Calera quedó a merced de la ambición de los quillotanos que rápidamente asestaron el segundo golpe. Había salido lesionado Estrada (que estuvo en duda hasta último minuto) y su reemplazante, el "Pitu" González, aprovechó la oportunidad de volver a jugar y clavó un tiro libre desde al entrada del área en los 26 minutos. El golpe de gracia fue cosa de pocos minutos, ya que ante un elenco rojo "grogui", fue el mismo Leandro Gastón Sirino quien inventó un remate-centro con efecto, clavando la pelota en el rincón derecho alto de un Giovini que a esa altura (32') ya pedía clemencia.
Dominio amarillo
Sólo con tres goles adentro, el atribulado entrenador Leonardo Ramos pareció reaccionar. Jugadores que habían sostenido el andamiaje en partidos anteriores, como Diego Bravo y Allan Luttecke, quedaron relegados al banco, y pasada la media hora de juego, cuando además su equipo se llenaba de tarjetas, la apuesta fue sacar a a un volante central como Farías, y mandar a la cancha a otro delantero, el argentino Matías Castro.
Pero en nada varió el trámite. En la carpeta sintética seguía dando la sensación que cuando los volantes canarios tomaban la pelota y armaban alguna jugada, el arco de la desierta galería Arauco temblaba. Fue así que Giovini tuvo que sacarle otro par de remates a Sagredo para evitar un desastre mayor.
Bajó el ritmo
A pesar que estaba la opción de seguir mejorando la diferencia de goles, para ponerse a resguardo en una definición de la Tabla Acumulada -que será de miedo-, San Luis bajó las revoluciones en el complemento.
Los caleranos encontraron aire para ordenarse algo mejor con el ingreso de Bravo como carrilero zurdo y de Michael Silva que se puso a repartir balones desde el puesto de "6"(!). Así llegó el descuento de Matías Arrúa en los 72 minutos. Pero ese tanto fue una isla en el partido, ya que San Luis volvió a activarse y si no consiguió más goles, fue porque sus hombres se enrederon más de la cuenta en la puntada final y terminaron haciéndole precio a sus archirrivales. Ya lo había sacado de paseo en el primer tiempo y con eso bastaba.
El público, que recibió un llamado de atención por los altoparlantes del estadio, por gritar menos en la segunda parte (en el hecho curioso de la jornada), ya estaba conforme con la exhibición de su equipo y explotó al final cuando se cerró la victoria merecida y sin reparos del conjunto quillotano.
Igual de conforme estaba el técnico Miguel Ramírez, quien advirtió que sabía que "Calera iba a meter pierna fuerte para tratar de provocar pelotas detenidas y ante eso, nuestra propuesta siempre fue tener el control del juego a través de la posesión del balón y la circulación rápida". Y vaya que así fue.
Jaime Grondona, en tanto, celebró que "ahora me tocó anotar y yo feliz porque estoy adquiriendo la regularidad que me faltaba".