Matias Valenzuela - La Estrella de Valparaíso
H oy es Viernes Santo y seguramente usted y su familia disfrutarán una sabrosa reineta frita, un congrio o una merluza a la plancha, así es que probablemente notó el brusco golpe al bolsillo que significó tener que desembolsar más dinero que el que tenía pensando ante la alza de los precios de mariscos y pescados, los que se acentúan más aún para estas fechas. Un kilo de reineta a $4000 o uno de merluza a $3000 parece abusivo, pero la realidad es que los pescadores artesanales de Valparaíso están viviendo una severa crisis, y la producción diaria se fue a los suelos. Aún cuando se vean obligados a subir sus precios, esto no significa que puedan solventar su situación. El gremio de pescadores está sufriendo, y mucho.
Lobos y barcos
Jueves Santo, pasado el mediodía, don Juan Herrera luce cabizbajo mientras desenreda las redes de pesca. El porteño de 62 años se dedica a la pesca desde los 8, por lo cual ha sido testigo de cómo su actividad ha sufrido una profunda caída por la baja de pescados.
Juan cuenta que el problema de la poca pesca responde a dos factores muy claros. El primero tiene que ver con el sorprendente aumento de lobos marinos en la costa porteña, los que rompen las redes de pesca dejando caer gran parte de la captura del día. "Mira, aquí el hoyo, tremendo hoyo, caigo yo entero acá. Esto es una peste y no podemos luchar contra ellos", dice Juan mostrando la desgarrada malla de pesca.
El otro gran problema con el que luchan los pescadores es el de las grandes embarcaciones nacionales y trasnacionales que se quedan con la mayor parte de los pescados, dejando muy poca producción para los pescadores artesanales. "Yo cuando tenía 15 años la pesca era en abundancia, sacábamos y sacábamos, pero ahora no hay nada, ni el 2% de lo que había antes. Ellos lo pillan todo, anoche sacamos una docena de pescado y antes, tiempo atrás, sacábamos como 40, 50 hasta 70 pescados", afirma Juan, y advierte que pese a que se hayan visto obligados a subir sus precios, eso no alcanza a compensar en lo más mínimo su crisis. "Que sacamos con subir los precios, si vendemos una docena en diez mil pesos, pero gastamos treinta mil en bencina, estamos saliendo para atrás", apunta.
Lo mismo indica José Toro, que sale a la caza de reinetas y merluzas a bordo del 'Evelyn II', pero no ha tenido buena suerte desde hace ya un buen tiempo. "Ahí está, ese barquito que está ahí tiene la culpa", dice apuntando a un barco en el mar.
Al igual que su colega, José asegura que la producción de los pescadores artesanales pasa por un momento negro. "Calcula que de anoche sacamos seis pescados, ¡Seis!", dice con firmeza. El pescador explica que, según ha visto, los barcos grandes se llevan el grueso de los peces, e incluso dice que algunos en la noche están invadiendo el espacio de cinco millas marinas, que pertenecen exclusivamente a los pescadores artesanales, y por eso hay tantos problemas para su gremio, pues cada vez que los botes salen en busca de su sustento de trabajo encuentran muy pocos peces y de los que alcanzan a capturar, son muy pequeños. "Falta fiscalización, la cosa esta muy mala para nosotros". aclara.
Desde la dirigencia de pescadores de la Caleta Portales, Mario Rojas cuenta que hay cerca de una veintena de barcos rastreros que se están llevando los peces y crustáceos de la costa. "Están dejando prácticamente 'pelá' la Quinta Región, está quebrada. Llega una merluza muy chica y muy poca", acusa.
Producto de su actual situación, Don Mario cuenta que los pescadores se encuentran desesperados, ya que la baja producción los tiene en una deplorable situación económica y hay muchos que están 'encalillados' con créditos y préstamos porque tienen dificultades para llegar a fin de mes, así que tratando de encontrar una salida, las redes apuntan a otro pescado: la sierra.
"Las sierras nos están salvando las moneas' en estos momentos", indica Mario, quien advierte en todo caso que la pesca y ventas de sierra los ayuda a amortiguar la caída pero está muy lejos de ser una solución definitiva para su debacle.
Resignados
Mario explica que está situación se ha arrastrado hace casi dos años, en que la actividad de los pescadores artesanales va en franca caída, lo que tiene a todos preocupados e intranquilos.
"Hemos golpeado todas las puertas que tienen que golpearse y todas las instancias, pero ahí sigue la cosa", dice Mario y añade que la autoridad ha hecho caso omiso de los estudios científicos que dan cuenta de la baja de vida animal en el mar. "En dos años la biomasa ha bajado un 12% y siguen, siguen siguen dándole al arrastre hasta que no va a quedar nada. Ese es el gran problema que tenemos nosotros", indica.
Finalmente, el dirigente de los pescadores menciona que la situación se está tornando caótica porque la situación sigue acentuándose más y más, mientras los pescadores están sufriendo las consecuencias económicas y varios de ellos están obteniendo números rojos al final del mes, pues es mucho mayor el gasto que realizan para conseguir el poco pescado que obtienen y aún cuando le suban el precio no es suficiente para compensar las tremendas pérdidas que está sufriendo el gremio. "Anoche yo salí a la mar, tenemos cincuenta litros de bencina, tengo que pagarle a tres personas que trabajan con nosotros y nosotros somos tres, entonces está complicada la cosa. A nosotros nos duele tener que cobrar más caro por los pescados porque la gente también se ve obligada a pagar de más, de verdad que no es lo que queremos pero esto va más allá de nuestras manos, estamos obligados, estamos liquidados. En estos momentos sufrimos los pescadores y sufre el pueblo", finaliza Mario mientras a su espalda los pescadores con semblantes serios bajan de sus botes con sus mallas medio vacías.