Claudia Carvajal R.

Osvaldo Wilson se hizo conocido días después del mega incendio en Valparaíso, cuando enfrentó al alcalde Jorge Castro, quien le respondió con la polémica frase "¿te invité yo a vivir aquí?", en medio de una visita a la toma El Vergel en el cerro La Cruz.

Hoy vive en la población Santa Teresita de San Felipe, junto a 25 familias damnificadas porteñas, quienes llegaron ahí con la ilusión de rehacer sus vidas tras el siniestro en que perdieron todo. Pero el invierno pasado las casas se llovieron y hoy, a pesar de todos los reclamos, dicen que la constructura no ha respondido y temen mojarse otra vez.

Wilson aseguró que "en la primera lluvia se mojaron todas las casas. La inmobiliaria que las hizo las vendió y después se desentendió de todo. Fuimos a reclamar al Serviu, pero nos dijeron que es un tema entre privados".

Los vecinos se comunicaron con la inmobiliaria Maestra y ahí les dijeron que enviarían maestros a revisar los desperfectos, pero Wilson asegura que hasta ahora no se han presentado.

Este porteño reconoce que lo está pasando mal. "Yo me vine a San Felipe por presiones políticas. Después de aquel episodio no me dejaron tranquilo. Yo milito en el PC y ellos hicieron todo lo posible, pero no hubo caso. Ahora trabajo en un 'packing' y el dinero no alcanza, mis hijos se alimentan en la escuela".

Drama social

Al instalarse en San Felipe, los porteños que habían perdido todo, partieron con todas las ganas. Pero al poco andar se encontraron con problemas. Las casas eran demasiado chicas y las oportunidades de trabajo empezaron a escasear.

Karen Gutiérrez, damnificada del cerro Las Cañas, contó que "nos dijeron que acá las casas eran bonitas, pero se llueven y es como estar afuera, más encima los patios se inundan. No tengo espacio para tener a los niños, porque las casas son muy chicas. Mi esposo y yo estamos sin pega, estamos sobreviviendo a puros pololos".

Como si eso fuera poco, estos porteños señalaron que el resto de los vecinos no los quiere. "Cuando hacen actividades en la sede a nuestros hijos no los consideran, nos discriminan".

Gerardo León Leiva, damnificado del cerro La Cruz, cuenta que los de la inmobiliaria sí fueron a su casa tras los problemas con las lluvias. "Se acercaron, pero me dejaron un hoyo y nunca vinieron a arreglarlo. Desde el año pasado que el techo de la cocina está así". Gerardo se fue a vivir a San Felipe para cuidar de la salud de su hijo, quien sufre del pulmón y necesita aire seco. "Pero estas casas no valen la pena, son muy chicas, el Serviu pagó por ellas como 24 millones de pesos y no valen ni 14", destacó.

Liliana Villalobos tiene 35 años, es mamá soltera y tiene 5 hijos. Partió con todos ellos desde el cerro La Cruz. "A mí me mostraron una casa bonita, con pastito, pintada y todo, pero no es así. Yo acá no tengo trabajo y sobrevivo con lo que me dan en la parroquia".