Papito: "Si me muero, muero como choro, en mi propia ley"
El gestor cultural y ex presidiario, Raúl Guzmán (65), vivió uno de los episodios más duros de su vida al ser atacado y perder un ojo. Acá nos cuenta los detalles de lo que vivió durante esos angustiosos momentos.
"La gente me decía que no me moviera y que no me durmiera. Nunca perdí la conciencia, pero sólo recuerdo haber estado tirado en el suelo sangrando y tratando de no dormirme". Así comienza Raúl "Papito" Guzmán el crudo relato de una noche de terror que terminó con el gestor cultural perdiendo su ojo derecho tras recibir un fierrazo por parte de un desconocido a pocos metros de su casa, ubicada en la calle Dinamarca del cerro Panteón en Valparaíso.
"Papito", quien antes de ser gestor cultural pasó cinco años recluido en la Ex Cárcel de Valparaíso, nos advierte que somos los últimos periodistas a los que recibirá por algún tiempo y por lo mismo es que vamos directo al grano.
-¿Es lo más fuerte que te ha tocado vivir?
"No para nada. Estando preso estuve en motines, apaleos, varias veces me dieron por muerto, me pegaron balazos y muchas cosas que uno pasa. Ésta fue una más, con la diferencia que ahora estoy más viejo. Ya no soy el cabro de 20 o 30 años que iba pa' delante. Fue una más, pero fue difícil".
Al día siguiente del ataque que sufrió, "Papito" recibió la visita de su médico tratante en el hospital Carlos van Buren de Valparaíso. El especialista no venía con buenas noticias y según las palabras del propio Guzmán, "me las cantó claritas de una. Me dijo que ya no había nada que hacer con mi ojo y que había que sacarlo sí o sí".
El gestor cultural y ex nochero de la Ex Cárcel, agrega que "no había mucho que pensar, así que firmé un papel autorizando para que me sacaran el ojo".
"Papito" se saca los lentes oscuros y nos muestra la cicatriz. Nos pide que no tomemos fotos y acompaña la acción de un seguro "no es nada" y agrega que "no sé si me pongo un ojo de vidrio o un parche; me da lo mismo".
En la entrevista lo acompaña su sobrina Javiera Guzmán de 19 años, quien durante estos días se ha transformado en su mano derecha. "Si no fuera por ella la noticia sería distinta, la noticia sería que yo estaría muerto", señala Papito, quien agrega que "ella no me dejó solo en ningún momento, me agarraba la mano fuerte y me mantuvo despierto".
Por su parte Javiera señala que "sangraba mucho y alguien dijo que había que pararle la hemorragia con algún paño o algo. No podía dejarlo solo así que me saqué la polera para poder usarla de torniquete; no me importó quedar en sostén, sólo quería que él se salvara".
Muerte y agresor -¿Pensaste en algún momento que te podías morir ahí tirado?
"No, nunca. Yo si muero, muero como choro, en mi propia ley, como tengo que morir, no de esta forma. No era el momento, me gustaría morir de otra forma, más a mi estilo, por una causa grande".
En cuanto al tipo que lo atacó el pasado 8 de marzo no se sabe absolutamente nada y pese que a lo que podría pensar la mayoría Raúl Guzmán no tiene sed de venganza.
-¿Qué harías si te topas con el tipo que hizo que perdieras un ojo?
"No sé, creo que ya era. Pasó no más. Si yo fuera sin rodeos él ya estaría muerto, pero para qué, no quiero llegar a eso porque ya era no más. Es parte del orden de la vida, siempre tiene que haber alguien que te sepa una papa; lo más probable que si me topo con este tipo es que él cruce para la vereda del frente agachando la cabeza porque sabe lo que hizo".
Se supone que "Papito" debía estar en el hospital por lo menos diez días más debido a la compleja situación que vivió y la operación de la extracción de su globo ocular, sin embargo no alcanzó a estar tres debido a su rápida recuperación.
"Ya no podía seguir ahí", señala el porteño que pese a sus lesiones continúa con sus proyectos (ver recuadro).