Perros de Bellavista: el punk rock sin cadenas y en 4 patas
Los conocidos punkies no están solos, su anarquía urbana es acompañada por estos canes.
Matías Valenzuela - La Estrella de Valparaíso
Día lunes a las 11.00 de la mañana el Pepe, La Comenunca, el Parche y el Chocolito, duermen campantes mientras a su alrededor caminan decenas de porteños acelerados. En la vorágine del ajetreo mañanero de Bellavista, estos perros parecen vivir en otra dimensión y se desentienden del frenetismo que ocurre a su alrededor. Comen, duermen y viven en ese sector comprendido entre el supermercado y los puestos de artesanía, donde viven bajo el alero de unos personajes típicos de Valparaíso: son los perros de los punks.
Su confusa relación de dueños-mascotas es distinta a las de otros perros y sus amos. Por un lado los rebeldes anti sistema se alojan en la calle como una forma de expresión de su ideología y por otro lado, los perros de la calle llegaron allí buscando cobijo, comida y un hogar. El hecho de compartir un mismo espacio fue el detonante que consolidó la relación de los punkies de Bellavista y sus perros, los guardianes de la anarquía.
PERROS completeros
Los locatarios del sector son testigos presenciales de cómo los perros han hecho de Bellavista su hogar y cada vez llegan más canes. En la mañana se pueden ver a cuatro o cinco perros durmiendo junto a los cuerpos de los punkies que también duermen sobre el frío asfalto, pero en la noche llegan más de diez que revolotean por ahí para luego volver a acostarse junto a sus dueños de chaquetas de cuero y mohicanos coloridos. "Los alimenta la gente en realidad, los punkies y la gente que pasa les da harto, hay muchas personas que los protegen y les tiran huesos, y ahí se ponen medios violentos", cuenta Yasna Valdés, que trabaja vendiendo sopaipillas en Bellavista hace algunos años y cuenta que los perros no tienen platos con comida, tiestos con agua ni casuchas igual que sus dueños, y pasan la noche a la intemperie alimentándose de huesos que deja la gente o completos a medio comer que caen al suelo y son devorados por los perros mientras se acurrucan junto a sus amos que degustan cervezas espumantes en botellas de litro. "Nosotros los conocemos como los perros de los punkies no más po, porque pasan aquí todo el día", cuenta Yasna.
Anti pacos
Tan profunda es la conexión de los perros con la causa de sus dueños, que pareciera que sus ladridos van al ritmo del punk rock, y de vez en cuando se ve a alguno con el pelo teñido haciendo juego con el peinado de sus dueños.
Según cuentan los vendedores de la zona, estos perros están casi "amaestrados" para atacar a los carabineros cada vez que los ven y se ha formado una verdadera rivalidad entre los uniformados y estos perros anarquistas. "Los pacos igual les pegan a veces, yo los he visto que les tiran el gas pimienta en los ojos y les pegan, entonces los perros ya los ven y les tienen fobia. Incluso no es sólo a los pacos, yo también he visto que ven marinos y se les tiran", cuenta Emilia y agrega que en las noches los animales hacen la guardia mientras los punkies duermen. "Los perros no dejan que se acerquen, es cuático. He visto que han atacado a otras personas pero no se podría hablar de un patrón, es con los uniformados que hay problemas y se encargan de proteger a los chiquillos", cuenta Emilia y continúa con su relato señalando que "una vez había uno durmiendo en un rincón y pasaron unos locos como jugosos que estaban curaos y empezaron a tirarle patás, y ahí los perros se pararon al tiro y lo rodearon, fue hermoso porque como que se se formaron alrededor del loco y lo protegieron", indica la mujer mientras a unos metros, el Chocolito y el Parche, duermen plácidamente.