Acrobacias, velocidad y los mejores riders del planeta se tomaron el Puerto
50 competidores de distintos países aceptaron el desafío del Valparaíso Cerro Abajo 2016. Estrellas mundiales, historias de esfuerzo, corredores encubiertos, vendedores ambulantes; de todo tuvo la jornada de ayer.
Mirian Mondaca Herrera. - La Estrella de Valparaíso.
Valparaíso despertó agitado y las cercanías a Plaza Aníbal Pinto con desvíos de tránsito. Esmeralda y Cochrane cedían su protagonismo a Blanco y sus calles adyacentes, mientras uno que otro conductor con cara de aburrimiento esperaba para seguir su marcha y se quejaba por la lentitud del tránsito.
Sin embargo, la mayoría de los conductores aceptaba resignado las consecuencias de un evento de este tipo: "Es algo molesto, pero se hace sólo una vez al año y es natural que pase. Es una competencia que sirve para mostrar a Valparaíso al mundo", comentaba el porteño Óscar Berríos, mientras aguardaba para seguir su camino hacia Viña del Mar.
Si esto pasaba en el plan, en el cerro Cárcel se vivía una fiesta, como esas que se viven sólo una vez cada 365 días. De la mano de mejoras en la seguridad para proteger al público que se acercaba a la pista de descenso, como la instalación de vallas papales, la familia porteña llegó en masa a disfrutar de las acrobacias de los mejores exponentes nacionales e internacionales del Downhill.
Seguridad aprobada
Si bien a momentos el tránsito vehicular en plaza Bismarck se hacía lento, vecinos y visitantes destacaron la evolución que ha tenido la organización del evento durante los últimos años, tanto en la cordinación como en la seguridad. 250 personas se desempeñaron en distintas labores, como guardias, bandereros, monitores y coordinación de tránsito, lo que se tradujo en que no hubo accidentes que lamentar entre el público asistente.
La instalación de las vallas papales en todo el tramo de la carrera fue un punto a favor a juicio de quines llegaron hasta cerro Cárcel. No obstante, la mayor parte coincidió en que un tema pendiente continúa siendo la no instalación de baños químicos y de contenedores de basura. "Si van a hacer un evento tan grande como éste, lo primero que deberían hacer es instalar baños, tampoco hay lugar dónde poner la basura. Al otro día esto amanece sucio por todos lados y es molesto", indicó Alfonso Oyanedel, que tiene su casa en calle Atahualpa.
El otro problema que en años anteriores ha complicado la vida de los porteños de este sector es el tránsito limitado en las calles que son intervenidas, considerando que el circuito de downhill pasa a pocos metros e, incluso, centímetros de la puerta de sus casas. En el caso de Oyanedel, éste agradece que la actividad se realice en fin de semana, ya que -como es su caso- le permite optar a quedarse en su hogar y no tener la necesidad de sacar su auto. Sin embargo, en caso de emergencia, reconoce que sería un dolor de cabeza. "Hasta ahora hemos tenido una buena relación con la organización, por eso en caso de emergencia confío en que pueden reaccionar, porque las emergencias no esperan", manifestó.
Hernán Miranda y su familia cada año abren el portón de su casa y toman palco para ver el paso de los riders por calle Atahualpa. La pista está a no más de dos metros de su entrada pero, aseguran, no les afecta en nada. Es más, desde el primer año, son fieles colaboradores del evento, tanto que el 2003, el propio dueño de casa ayudó en la confección de la rampla que se ubica sagradamente en su calle. Hoy, su propiedad es un verdadero centro de operaciones de los organización, a quien apoyan con electricidad, baño y un lugar para descansar.
Para esta familia porteña, los ripios en la coordinación y organización son cada vez menores, por lo que aseguran sentirse orgullosos de que Valparaíso se haya ganado un lugar destacado dentro de los torneos de Downhill a nivel mundial. "Valparaíso tiene tanta riqueza, lugares bellos y la fuerza de su gente, por eso estas cosas hay que hacerlas y mostrarlas al mundo. Siempre puede haber algún problema, pero lo importante es ir perfeccionando todo, dijo Miranda.
Las buenas críticas a esta edición del Valparaíso Cerro Abajo fueron compartidas por Víctor Heresmann, organizador del evento, quien hizo un positivo balance del evento.
Para Heresmann, "este año tuvimos una carrera que en lo deportivo estuvo súper interesante, con un ganador nuevo, que pertenecía a otra especialidad del ciclismo y que hace dos años se cambió de rama. En la seguridad, los comentarios hasta ahora han sido positivos y los esfuerzos, que incluso son más grandes que los de la misma carrera, se notaron".
Historias que fascinan
En la pista, sólo tres corredores se alzaron como los grandes vencedores de la jornada, pero fuera de ella, también hubo otros ganadores. Esos riders, que sin lograr medalla en Valparaíso, le ganaron a la vida.
El melipillano Adolfo Almarza fue una vez más una de las principales atracciones de esta nueva versión de la carrera de descenso, no sólo por su calidad deportiva, sino que también por su historia de superación. A los 12 años sufrió un accidente automovilístico en el que perdió sus dos piernas, pero eso no le impidió convertirse en un referente del Downhill y hoy es el único rider del mundo en competir con dos prótesis en la categoría Pro de la modalidad Downhill.
Con sus prótesis transtibiales de fibra de carbono, Adolfo llegó por quinta vez al Valparaíso Cerro Abajo, lamentablemente, por problemas mecánicos con su bicicleta no clasificó. Sin embargo, ésto no lo desanima y ya tiene su mente puesta en su próximo gran reto: batir un récord. "El gran desafío que se viene ahora es batir el récord mundial de salto largo y en eso estamos muy bien y lo vamos a hacer ahora a finales de marzo en Leyda, camino a San Antonio.
Adolfo le sacó la lengua a la muerte y hoy recorre distintos países compitiendo y también ofreciendo charlas motivacionales. Es un triunfador de la vida.En plaza Bismarck, a metros de él, hay otro ganador: Paul Tillería, un porteño que el 2014 pasó por alto las medidas de seguridad del evento y los temores para ser "el corredor encubierto", como el mismo se define. No estaba inscrito ni contaba con una bicicleta adecuada, pero igual se arriesgó a recorrer la pista.
El año pasado no pudo repetir la aventura porque estuvo lesionado, precisamente, a causa de prácticar Downhill. En esta versión de la competencia se paseo por las cercanías del circuito viendo a los riders.
Está más maduro y con planes para que su historia en dos ruedas no quede sólo como una anécdota en youtube. Su objetivo ahora es federarse y en tres o cuatro años más estar presente como competidor inscrito en el Valparaíso Cerro Abajo, ya tiene una bicicleta adecuada y -asegura- lo que le falta es entrenar más y tener apoyo económico. "Mi gran sueño es correr oficialmente esta carrera y seguir compitiendo en todas las carreras nacionales y demostrar que tengo talento", afirma con un entusiasmo que sorprende.