Nicole Valverde S.
Son nueve bocas que alimentar en la familia chileno-española compuesta por Luis Román y Susana Piñeiro. Ellos, junto a sus siete hijos, decidieron venirse a Chile hace menos de dos años en busca de mejores oportunidades laborales y una mejor vida.
Pero las cosas no han salido como pensaban. Luis está sin trabajo y por las deudas del arriendo, el miércoles pasado fueron desalojados del departamento que arrendaban en Rodelillo.
Él es gásfiter de profesión y viajó a Galicia para trabajar en España hace unos siete años atrás donde conoció a Susana, quien ya tenía dos hijos, Jorge y Tania, que hoy son los mayores del clan y ayudan a cuidar a sus hermanitos pequeños: Elena, Antonella, Luis, Kristel y Carlitos.
"El Juzgado Civil nunca me notificó sobre el plazo que tenía para desalojar la casa. Fue todo de un día para otro, donde simplemente me dijeron que me fuera. Ahora los niños están súper estresados porque se dan cuenta de todo lo que estamos pasando", dice Luis.
Desalojados
Menos de un año alcanzaron a vivir en el departamento, afirma Susana.
"Nosotros arrendamos el departamento en mayo del año pasado y la verdad es que alcanzamos a pagar un mes no más" reconoce Luis.
La pareja dice comprender al dueño, pero subrayan que el desalojo los pilló de sorpresa. "Antes de todo esto del desalojo, el dueño fue un día y me preguntó cuándo iba a entregar el departamento porque él no quería que nos desalojaran. No es una mala persona, y yo tampoco pensé en arrastrarlo hasta esto, porque en el fondo con todo lo que me has pasado a mí, tuvo consecuencias en él y mi familia", lamenta.
El problema es que con los trabajos esporádicos de gasfitería que Luis realiza, no les alcanza para costear todos los gastos que tienen.
La Estrella trató de contactarse con los dueños del departamento, pero familiares cercanos aseguraron que ellos ya no quieren seguir ahondando en el tema.
Dramas familiares
Luis asegura que cuando él tuvo una mejor situación en España ayudó mucho a sus familiares con dinero. Y ahora que está mal, ninguno ha sido capaz de tenderle una mano. Ni a él ni a sus hijos.
"Mi hermano estuvo demandado por pensión alimenticia y casi se va preso y yo le mandé la plata. A otra hermana le mandé para que se comprara un departamento. Y a mi madre y otra hermana les mandé plata para que invirtieran en un negocio de ropa. Y ninguno me ha retribuido en nada la ayuda", apunta.
Incluso, cuenta que fue estafado por su hermana cuando él le envió dinero a ella para que comprara una camioneta y así él pudiera trabajar como gasfiter, y transportar a su gran familia.
"Ella compró el vehículo a su nombre, yo alcancé a tenerlo un mes y de ahí me denunció por receptación. Carabineros me lo quitó y ella lo vendió", afirma Luis.
Y agrega: "Yo soy el único que sostengo la familia, porque Susana cuida a nuestros hijos. Así que yo costeo los pañales y me preocupo que no les falte para comer".
Nueva oportunidad
Ante el desalojo, la familia recibió la ayuda de unos empresarios de la minería, quienes les ofrecieron costearles una pieza en un hostal ubicado en Salvador Donoso, para que alojen de forma momentánea mientras buscan un lugar estable para vivir.
Además, se comprometieron a darle a Luis un trabajo estable en el rubro, para que así el aproveche sus conocimientos de gasfiter y pueda mejorar su situación y la de su familia.
"Estoy buscando alternativas para tener un subsidio con el Serviu para portular a una vivienda o alguna ayuda para pagar el arriendo. La Gobernación también está viendo la forma de ayudarnos, porque el problema es que como son tantos niños, y por la misma situación hay gente que ya no quiere arrendarnos casa. Por eso lo mejor sería acceder a una vivienda definitiva y así salir adelante".