Maitencillo: la marcha sobre ruedas de la "vecindad playera'
En la localidad de Maitencillo -justo frente al mar- empresarios capitalinos apostaron fuerte a este verano: se lanzaron al agua con originales modalidades de negocios que ya comienzan a chapotear a toda prisa.
Guillermo Ávila N. - La Estrella de Valparaíso
Si uno avanza despistado, ya sea por la vereda a patita o sobre la calzada en auto, existe una probabilidad de que se pase de largo. Y eso, en este caso, sería un gran despropósito.
A ver. ¿Qué es lo que más le gusta a un chileno? El consumo. ¿Cuántos kilómetros de costa tenemos? casi 4.800. No hace falta ser Bill Gates para saber que aquí hay "guita", como diría algún argentino por estos días de calor.
Porque hablamos de una original propuesta de negocio, a cargo de un trío de operadores de Santiago que ha hecho de un espacio situado en forma de espiral y con una 'terraza' al aire libre el oasis pintoresco que la lleva en este movido epicentro.
Bajo la lupa, aquí, en Espacio La Caracola -así lo llaman- se palpa un ánimo romántico, de cierta épica contenida en quienes están encargados de llevar las riendas de tres emprendimientos que ya están rompiéndola en el agitado panorama estival en Maitencillo. Todo a metros de aquella agua cristalina, olas generosas y arena blanca que actúa como un suave estimulante para veraneantes despiertos.
Para que se ubique en terreno, en esta parte del litoral costero norte los sibaritas del carrete conviven con los fiesteros de batalla. Un lugar donde el turismo de sol y playa, lo cosmopolita, la gastronomía, el buceo, las propuestas culturales, el parapente o taquilleo a todo cachete, no para día y noche.
Allí, en pleno centro, al ingresar al Espacio La Caracola, lo primero que capta mirada es la singular presencia de un oulet móvil: una combi retro que se encarga de vender prendas y calzados deportivos a precios de ganga. Y es que el colorido del vehículo -una Safari brasileña de 1980- y el trato de quien está encargado de llevar las ventas van de la mano. "Nuestro foco es la venta de ropa, con un mix entre buenos precios y prendas de playa", dice de entrada Rubens Francoise, un pionero en esto de la creciente oferta móvil, mientras es observado por Pablo Goddard que mueve los hilos del carismático rincón.
Ingeniero comercial de profesión, Francoise también aplicó neuronas al arte. Sin embargo, su primer emprendimiento tuvo otro camino: un restaurante de sushi llamado Moma en Providencia, de cuando el invento japonés comestible era algo exótico. Luego vino la banquetería, el catering y la publicidad. Hasta que arriesgó fichas a la hoy incipiente venta móvil.
En este caso, actúa bajo dos modalidades. Importan las marcas y ayudan a liquidar algunas prendas de logos taquilleros en grandes tiendas comerciales. De hecho, aquí encontrarás poleras a todo trapo por 5 lucas (las mismas hasta tres veces más baratas que en comercio). También vestidos y pantalones de la India por 8 mil pesos.
Además comercializan la marca francesa de zapatillas Glagla (las tallas van del 36 al número 46), una panacea en la pisada que disminuye la temperatura del pie. Aquí te las puedes llevar por 10 luquitas, a diferencia de las 25 lucrecias que cuestan realmente. "Es nuestro producto estrella", certifica Francoise.
Cocina móvil
A su lado, una coqueta joven que no para de disfrutar de una enorme sandía mientras arriba el agujero de ozono parece calcinarlo todo aquí abajo, se levanta. Sus contorneadas piernas tonalidad canela propias de un bronceado surfer, la conducen hasta nosotros. Personalidad no le falta. Es la chica roller. Una de las primeras mujeres en este país en lanzarse, literalmente, como una piedra rodante al competitivo nicho gastronómico.
Por eso mismo, la médico veterinaria Soledad Calvo decidió romper moldes. Como buena rockera que es, fusionó ideas: parapetarse en un simpático carrito cuyo logo es una juguetona lengua -era que no-, pintarlo de llamativos colores negro y naranja, y repletarlo de emparedados a pedir de boca. The Rolling Kitchen se llama su puesto motorizado (en honor a sus ídolos Los Rolling Stones) te cautivará, promete ella, con hamburguesas caseras… ¡hasta de quinoa y lentejas!, papas fritas, ensaladas y 11 tipos distintos de sándwiches para todos los gustos.
Un negocio que, por ejemplo, en los Estados Unidos ingresa sobre 600 millones de dólares al año y que tiene como hábitat natural la calle. Pero ojo, el origen de esta modalidad no fue en tierras del Tío Sam. Se remontan a los carritos de comida ambulante propios de las clases más desposeídas en México o la populosa Shanghai en China.
Así, hace casi dos años, Soledad puso su talento profesional como chef en esta pujante y divertida aventura que es el 'movimiento food truck', algo habitual en lugares como Nueva York, Berlín o Río. Y que ella trajo luego de ver un programa en Fox e ir personalmente hasta Miami para empaparse de tanta creatividad. Rapidez, sabor y buenos precios son los elementos que condimentan su propuesta.
La forma de convocatoria es otro atractivo añadido, a través de la página web o de las redes sociales, cuando se trata de negocios en constante desplazamiento. La suya: www.therollingkitchen.com
Si bien en Chile sus exponentes, entre esos Soledad Calvo, reconocen que es un "negocio rentable", advierten que faltan instancias para que este mercado se masifique, debido a que por el momento no existen leyes claras que contemplen la comida en este tipo de encantadoras unidades móviles.
"He ido a muchos eventos. La Primera Feria del Sándwich en el Parque Araucano, Lollapalooza y ahora en febrero estaré con mi carrito materializando mi sueño: el recital de Los Rolling Stones". De hecho, ya tiene amarrada las gestiones para ser parte del VIP con, de paso, la oferta gourmet para los propios músicos. "Espero venderle un emparedado de salmón a Keith Richards", agrega entre risas a la vez que hinca diente a una nueva sandía. Golosa.
¿Nada que ver?
Que el hombre clave en toda la creación de la parrilla programática de Canal 13 cable esté hoy con short y sombrero a la usanza tropical, sosteniendo vasitos cremosos en la mano, es creerse el cuento. Y con tuti. Como sus helados
Juan Pablo Fresno, entra y sale, como quien goza juguete nuevo. Se trata de su Heladería Emporio La Rosa, marca líder en el mercado heladero de corte tradicional.
Sin filtro, un buen día, mandó todo a la cresta: "Estuve como director en Canal 13 por 18 años". Pero le aburrió la tele y aquel insidioso rating: "Ya se venía toda esa programación que hoy, lamentable, domina la pantalla".
Fresno asegura sentirse ahora libre y relajado. Alejado de la conducción del buque televisivo hace casi una década, hoy se las arregla para llevar a buen puerto la refrescante oferta que administra con deliciosas paletas a 2500 pesos y helados simple a igual precio y doble por 3500. También el café helado Marley Coffee es referente.
"No es una franquicia. Somos una productora de eventos 'Grupo Imaginaria'. De hecho, tenemos otro local en Zapallar", aclara Juan Pablo Fresno, a su vez invita a probar sus recomendados: el helado de chocolate belga. También el Maracuyá. Manjar.
En retrospectiva, hace 14 años, Teresa Undurraga tuvo una idea: materializar un almacén de barrio. Fue así como en febrero del 2001 creó el Emporio la Rosa. Un local ubicado en el Parque Forestal, enfocado a la venta de productos gourmet. Luego se amplió a cafetería.
El éxito fue tal que, de acuerdo a sus propietarios, fueron seleccionados como una "de las mejores 25 heladerías del mundo". Un pedigrí de proporciones en la industria de helados de Chile que es una, sí, de las más desarrolladas del mundo.
Para que se haga una idea de lo goloso que somos con los helados: ostentamos un alto consumo per cápita en torno a los 8 litros... cuatro veces más que el consumo promedio en América Latina.
"Por eso esta aventura pinta bien. Además tenemos una amplia y deliciosa variedad. Imperdible, encima en esta bella locación", asegura el ex director televisivo, al momento que atiende a clientes ávidos de exquisiteces dulces.
Lejos de mostrarse de forma aislada, "Espacio La Caracola" se presenta con una relajada puesta en escena que seduce al visitante apenas puesto un pie en aquel reducido arenal que que evoca intimidad.
Una "vecindad playera", como prefieren tildarla en buena sus emprendedores, y que ya tienen en la mira un giro: fiestas 'sunset' al anochecer, con Dj's y harta venta con valor agregado. Así que mejor ruede luego hasta acá. Rock and roll, baby!.