Restaurant J. Cruz

Esta semana fuimos al restaurante J Cruz que está ubicado a pasos del Parque Italia, no al original de Condell, sino a esta extensión de este local con una trayectoria de 30 años y reconocido por su chorrillana y autodenominados creadores de ella, según lo que plasman en la primera hoja del menú como historia del restaurant. Ya en el interior, es un lugar de gran espacio, ambientado con muchas antigüedades de todo tipo, bastante historia por todos lados, nacional y de todo el mundo. Vitrinas con marfil tallado, metales de todo tipo, decoraciones de mármol, elementos de marinos, en fin, un museo dentro de un restaurant. En cuanto a los espacios para almorzar son variados, ya que es una casona antigua de varias habitaciones, cada una de ellas temáticas, italiana, china, entre otros, con mesas cubiertas con mantel plástico para cuatro personas. Nos tomaron el pedido de bebidas, solicité agua mineral, pero no había de ni un tipo, entonces sin mayor problema acepté otra gaseosa, la carta en su presentación se nota vieja, sin mayor preocupación o cuidado en su presentación y en su oferta gastronómica. Nos fuimos a la segura y pedimos la famosa Chorrillana, mientras esperábamos nos trajeron el pan y salsa de ají, que estaban bien rico. Llega nuestro plato, esperándolo con gran expectativa, lo colocan al centro de la mesa y la garzona se va, esperamos que volviera para pedirle un plato para cada uno y poder comenzar a comer, mucha papa, poca carne, la cebolla y el huevo revuelto, de igual forma la disfrutamos con una buena conversa y mirando cada uno de los elementos decorativos. Las papas delgadas y crocantes, no naturales como cuenta la historia. Sobre ellas el salteado de cebolla frita y huevo, extrañé el dorado de la cebolla, y el salteado de carne, dispuesto arriba de todo lo anterior. Sin sabor especial, estaba blando, pero nada fuera de lo común. Para terminar tuvimos ganas sin antes de irnos, pedir un postre, le preguntamos a la niña que nos atendió qué postre tenía para ofrecernos y la respuesta fue, "no tenemos postres", gran desilusión, ahí nos damos cuenta de la poca preocupación por mantener una buena carta con todos sus productos y con ello a los clientes.

La verdad no nos fuimos muy felices porque esperábamos más de tan renombrado restaurant, muy lindo como museo o lugar típico de Valparaíso, pero atentos a no olvidar su esencia.