Aeso de las 10.30 horas, Carabineros prohibió el paso de vehículos hacia el sector del santuario. Por eso, todos los que llegaron después de ese horario, debieron estacionarse al frente y dirigirse a pie por el paso bajo nivel. Con esta medida, los más contentos eran los comerciantes, ya que todas estas personas, para poder dirigirse al santuario, tenían que pasar sí o sí por el lado de sus puestos.
Eso sí, la cosa estaba dividida en dos partes: el comercio que efectivamente llevaba hasta la iglesia y la otra mitad, que sube por el lado contrario y que va en dirección a Santiago. Luis Rojas, artesano del puesto 221, suplicaba que sus vírgenes de $1.000, $2.000 y $5.000 atrajeran al público hacia su sector.
"Los puestos que quedan más cerca de la iglesia son más caros, por eso este año tuve que comprar para la otra mitad. Fome, pero igual la gente sube y se lleva una virgencita porque las vendo a precio popular. Yo mismo las hago desde hace unos 50 años y aquí estamos otra vez. Ahora para esta fiesta hice 800 y espero venderlas todas", comentó.
Área de descanso
De esta mitad para arriba, Luis, junto a otro hombre que vendía rosarios, eran los únicos que ofrecían objetos alusivos a la Virgen de Lo Vásquez. El resto, sólo ropa, accesorios para el hogar, vehículos y juguetes. "Uno respeta por supuesto lo que significa para la gente esta festividad, pero también es una oportunidad para obtener dinero y tener algo más de presupuesto para la Navidad. Y lo mejor, es que uno vende a precios accesibles", dijo Marta Larenas, que vendía calzones a $500.
En las inmediaciones del santuario, sólo hay un bazar que vende figuras, estampillas, calendarios y rosarios alusivos a la virgen. También algunos ambulantes que aprovechan las altas temperaturas para ofrecer refrescos y helados. No obstante, una de las secciones más connotadas era la que estaba al lado de la iglesia y en donde varios feligreses aprovechan de dormir y descansar con sus sacos y frazadas.
"Vinimos a cumplir una manda por un amigo que se salvó de morir de un accidente. Venimos caminando desde el domingo, todo el día y ahora llegamos acá y estamos tratando de recuperarnos. Es agotador, pero se tiene que cumplir lo que se promete", señaló Darío, junto a sus amigos.
En este lugar también llamaban la atención los colocolinos. Por los incidentes ocurridos en el partido de Valparaíso, no faltaban los que en voz baja se referían a su comportamiento. Así, un señor de edad y de voz bien dura, le expresó a algunos de los que estaban acostados: ¿Y ustedes? ¿vinieron a pagar sus pecados? si es así, muy bien, porque dejó harto que desear la actitud que tuvieron ayer (domingo)". Los jóvenes no respondieron, pero los que sí escucharon al hombre, lo apoyaron asintiendo con sus cabezas. J