Sueños entre rejas
Una copiosa e insólita lluvia primaveral se deja sentir con fuerza en las alturas de Valparaíso. El agua corre por montones en el Camino La Pólvora y la nubosidad no deja ver con claridad. Sobretodo hoy, es claro que la normalidad no es un atributo asociado al clima. Pero, lo usual no siempre tiene que ser la tónica.
Precisamente, a algunos metros del acceso al Complejo Penitenciario de Valparaíso, en el CET (Centro de Educación y Trabajo), Rodrigo Rojas Barboza, 30 años, trabaja en la sección de Panadería como cualquier otro interno. No obstante, por las tardes se saca su delantal y, como la inusual lluvia primaveral, rompe con la cotidianeidad de su vida dentro del penal, para tomar sus cuadernos y asistir a clases vespertinas con un solo objetivo en mente: obtener un título profesional.
Futuro ingeniero
Rodrigo está privado de libertad por el delito de receptación, pena que terminará de cumplir en mayo de 2019. Todo por un "error de juventud", como él mismo dice. En el año 2010 llegó al recinto penitenciario de La Pólvora, proveniente de la Unidad de Quillota, su ciudad de origen, y aquí su forma de ver la vida cambiaría. De ser un chico que tuvo su acercamiento con el mundo delictual tras entrar a una casa junto a sus amigos para robar algo de 'copete', pasó a ser el primer interno del complejo - y del país- en titularse en la Educación Superior.
"Cuando entré acá el 2010 era más difícil poder estudiar, pero igual yo fui el primero que salió a estudiar, sobretodo por los permisos, pero la comandante que había entonces se la jugó. Entonces, se pidieron los permisos necesarios y se autorizó", recuerda el joven. A esto, agrega que ha sentido ese apoyo de manera constante hasta el día de hoy, lo que se traduce -incluso- en aportes económicos para seguir sus estudios. De hecho, el propio CET le entregó una beca que cubre el 40% del arancel en su actual carrera.
El mismo 2010 ingresó a estudiar Técnico en Mecánica Automotriz y Autotrónica en el Duoc UC de Valparaíso, en modalidad vespertina. Un largo y espinoso camino que el 19 de octubre tendrá la primera de sus recompensas, cuando tenga su ceremonia de titulación en el histórico Edificio Cousiño, la ex 'Ratonera'. Paralelamente, ya asiste a clases para alcanzar la ingeniería en la misma institución, y en un futuro no muy lejano, cumplir con su sueño de tener su propio taller mecánico que entregue un servicio integral a los usuarios.
Asume que aún le quedan varios años para poner sus pies fuera de la cárcel de forma definitiva, pero en ningún momento abandona sus planes. De hecho, no se le escapa detalle alguno cada vez que antes de dormir traza en sus cuadernos los pilares de su futuro negocio, donde su pareja tendrá un importante rol. "Ella está estudiando Prevención de Riesgos, así que los dos tenemos pensado poner una empresa de mecánica. Ya tengo la prevencionista que es lo principal", cuenta este quillotano.
Compañeros lo apoyan
A pesar de haber sido el primer estudiante proveniente del Complejo Penitenciario de Valparaíso que llegó al Duoc UC, la vinculación con el resto del alumnado nunca fue un tema complejo. Su situación penal no era conocida por todos, pero los compañeros de carrera con quienes logró establecer un lazo más estrecho siempre fueron un soporte durante su etapa estudiantil. Un apoyo sin cuestionamientos, que asegura también sintió de parte de la institución de Educación Superior que lo recibió, y que agradece.
Para Daniela Pecchenino, directora de la Sede Valparaíso del instituto profesional, el hecho de que Rodrigo fuese un interno no fue un tema para la institución, pues sus necesidades y las exigencias son las mismas que cumple cualquier estudiante." No se necesitó ninguna preparación de parte de la comunidad (estudiantil y académica), por lo tanto, hay que reconocer que fue buena la elección de Gendarmería en el caso de Rodrigo", manifiesta Pechennino.
Además, que el joven haya decidido continuar sus estudios, es para ella una clara muestra del éxito de iniciativas que fomentan la educación como herramienta de reinserción social. "Él manifestó el interés de continuar sus estudios en la carrera de Ingeniería, lo que es un reconocimiento al trabajo que nosotros hacemos, que todo lo que se le entregó en los cinco primeros semestres fue valioso para él y le agregó valor como persona", asegura la directora.
EL PRIMER PASO
Rodrigo fue quien se atrevió a abrir la senda para otros internos que tienen la misma aspiración de formarse profesionalmente. Fue una etapa de experimentación que, a la luz de los buenos resultados, poco a poco se está replicando. De hecho, el capitán Luis Ibañez, jefe de Unidad CET, cuenta que "bajo las facultades que nos entrega el reglamento, lo que hicimos fue reunir el Consejo Técnico y evaluar su petición, para después abrirle las puertas para que pudiera terminar sus estudios. Hoy estamos muy satisfechos, porque hay otros tres usuarios del CET que están siguiendo sus pasos".
La satisfacción por los resultados obtenidos por el futuro ingeniero es compartida también por la Dirección Regional de Gendarmería, que ve con buenos ojos la educación como motor para la reubicación laboral y social de los internos, que se traduce también en la ejecución de más de diez talleres en el CET porteño. Para el coronel Eduardo Muñoz, es importante "relevar este gran logro de nuestro trabajador del Centro de Educación y Trabajo, que es un joven que cumple condena en el CET La Pólvora. Ha finalizado exitosamente su enseñanza superior universitaria de carácter técnico, pero además ha perseverado y ha logrado continuar estudios. Queremos seguir apoyando este tipo de iniciativas, porque creemos que entregando herramientas efectivas para reinserción, podremos sacar a tanto jóvenes como Rodrigo de este circuito de la delincuencia y así ser un real aporte a la seguridad pública".
Los sueños de sus padres, hermanos, pareja y del propio quillotano están a un paso de volverse una realidad. El camino ya lo comenzó y, asegura, que no volverá a dar ningún paso en falso. "Cuando se dan oportunidades como ésta la sociedad puede empezar a estar más tranquila. A la gente le puede tranquilizar que no voy a volver a cometer delito, porque ahora tengo educación y un título; no voy a tener la necesidad de hacerlo, porque voy a tener un área donde seguir creciendo", esa es la promesa que a sí mismo se hace este nuevo Rodrigo. J