Porteño fue secuestrado y drogado por dos antisociales
Es domingo en la mañana y Luciano Saavedra Poblete, de 22 años, se despierta desorientado. Está tirado en un bosque de Laguna Verde y sus manos están fuertemente atadas con una cinta adhesiva. Desesperado, empieza a gritar por ayuda pero nadie lo escucha. Pero aún: le duele la cabeza y no tiene idea dónde está, sólo que a lo lejos se sienten unos autos circulando por una carretera.
Como puede se pone de pie y a paso lento trata de acercarse a los vehículos. Cuando lo logra, le pide a cuatro conductores que lo lleven al plan de la ciudad, pero pasan de largo. Finalmente una pareja se compadece. "Me asaltaron y no sé dónde estoy. Por favor, ayúdenme, vivo en Rodelillo", les dice Luciano, muy inquieto. La pareja lo auxilia y le pasa un celular para que se comunique con sus familiares. El único número que recuerda es el de su casa y contesta su madre. "Hijo, estás vivo, qué alivio", es la escueta reacción de la mujer.
Una pesadilla
Cuando Luciano llega a su casa, se larga a llorar. Abraza a todos sus seres queridos y entre sollozos explica lo que pasó. Todos lo besan con emoción, agradeciendo "que no haya terminado peor".
Enzo, su hermano, dice que la pesadilla comenzó el viernes en la noche. "El Luciano salió con dos amigos a carretear a la subida Cumming, pero muy tranquilo porque él no toma ni fuma. Estuvieron ahí hasta como las cuatro de la mañana y después lo fueron a dejar a los colectivos de la calle Pudeto. Mi hermano fue uno de los últimos pasajeros en subirse y los amigos dijeron que no se fueron hasta que lo vieron irse", relata aún choqueado.
Cuando el colectivo emprendió su rumbo, Luciano se quedó profundamente dormido. Tanto así, que cuando se despertó, se asustó y le pidió al chofer que lo dejara ahí mismo. "Al bajarse se dio cuenta que todavía le faltaba para llegar a la casa y entonces se pone a caminar. En eso un tipo se le acerca a preguntarle la hora pero mi hermano dice que no tiene. Luego le vuelve a insistir preguntando lo mismo y mi hermano le vuelve a decir que no. De pronto, un auto Peugeot 206 de color gris se cruza en medio de la calle y el tipo lo obliga a subir. Mi hermano trata de zafarse pero no puede", indica Enzo.
Golpeado y drogado
Luciano va sentado en la parte trasera del vehículo y el sujeto que le preguntó dos veces la hora le agarra la cabeza para que no lo mire a la cara. Le requisa el celular y también la billetera, en donde ve que tiene dos tarjetas bancarias. "Al verlas le preguntan si tiene dinero y el Luciano dice que sí. Lo llevan hasta el ServiEstado de calle Arlegui en Viña y ahí le hacen sacar toda la plata. Después lo vuelven a subir al auto y le preguntan si tiene plata en la otra tarjeta. Mi hermano dice que no, que por favor lo dejen ir, que ya le quitaron todo, pero los tipos siguieron y le pegaron en la cabeza y el estómago", detalla el familiar, consternado.
Tras sacar el dinero del cajero automático, los delincuentes cubren la cabeza de Luciano con la bufanda que anda trayendo y lo llevan a un sector cercano a la Quinta Vergara. Ahí le obligan a tomar seis pastillas con whisky. "Él les decía que no tomaba, pero los tipos no le hacían caso y lo obligaban. Al final se tomó las seis pastillas con el trago y al rato ya no recuerda mucho. Sólo que el domingo apareció tirado en Laguna Verde", dice Enzo, con rabia.
Secuestrado
Luciano quedó inconsciente toda la tarde del sábado y mañana del domingo. Por esto, la familia cree que le dieron una sobredosis de pastillas para dormir. "Nosotros estábamos muy preocupados porque el sábado íbamos a ir a Pomaire con la familia y cuando lo llamamos al celular para invitarlo no contestaba. Como había salido a carretear pensamos que se había quedado donde un amigo, pero después que me contacté con ellos y me contaron que la última vez que lo vieron fue cuando se subió al colectivo y que después que volvimos del viaje todavía no había llegado a la casa, hicimos inmediatamente la denuncia en Carabineros", precisa Enzo.
Carabineros adoptó el procedimiento y después que Luciano apareció, lo llevaron al hospital Carlos Van Buren a constatar lesiones. "Después lo llevaron de nuevo a la comisaría para que relatara los hechos y en diez días más lo van a llamar de la Fiscalía para que declare. La denuncia quedó por secuestro", manifestó el hermano. J