El renacer de una popular carnicería de Playa Ancha
El calendario indicaba que era el 15 de septiembre del año 2014 y Hernán Lucero, dueño de la carnicería playanchina "Ganadera del Sur" cerraba su negocio sobándose las manos por las ventas que iba a tener al día siguiente, pues comenzaban las fiestas patrias, la mejor época de todo el año para el rubro carnicero.
Sin embargo, en un infortunio increíble, la carnicería se vió envuelta en un incendio que consumió toda la carne que había en su interior.
el siniestro
Eran las 22.00 horas y Hernán bajaba la cortina de su local. Se despidió de sus trabajadores y se fue a su casa. Aproximadamente media hora después, vecinos del sector notaron una bocanada de humo que emanaba desde el interior de la carnicería. Más tarde el humo aumentó y se vieron las primeras llamas. En cuestión de minutos el fuego creció y la carnicería se vio envuelta en llamas que se extendieron a "Manabí", la rotisería aledaña a la carnicería.
El accionar de bomberos impidió que el siniestro se ampliara a otros inmuebles, pero no pudieron hacer nada para salvar la carnicería, la que sufrió daños tan severos que fue declarada como "pérdida total".
Una vez apagado el fuego, Hernán revisó los escombros de lo que alguna vez fue su negocio; el que había inaugurado hace un año. El trabajo de toda una vida se había reducido a cenizas y no había nada que hacer, pues no había seguros involucrados. Las pericas de bomberos determinaron que una falla en el sistema eléctrico fue la causa del incendio.
Además de perder su local, Hernán malogró también las futuras ventas pues en el inmueble tenía toda la mercadería que iba a expender para el 18', la que quedó totalmente carbonizada. Al interior del frigorífico había 4 vacunos enteros y 80 costillares de cerdo que había encargado de manera especial para la fecha, también había decenas de kilos de pollo, embutidos, carbón y otros productos. Las carnes quemadas fueron avaluada en $12.000.000, que sumados a los daños estructurales y maquinarias dañadas alcanzaron la suma de $27.000.000, en pérdidas para Hernán.
Se cerró el negocio y Hernán perdió su fuente de ingresos. Sus trabajadores quedaron cesantes. La cosa no se veía bien, pero Hernán no aceptaba la idea de ver su negocio hecho cenizas así que se decidió a recuperarlo a como diera lugar. Pidió un préstamo al banco y recibió la ayuda de familiares para reinvertir en su querida carnicería.
LA REAPERTURA
Pasaron tres meses desde el día del incendio y luego de mucho trabajo de reconsturcción, Hernán reinauguró su recién remozado negocio, el que cambió su nombre original a "Carnes Yiro" manteniendo la misma ubicación, el mismo dueño y los mismos trabajadores, quienes estuvieron cesantes durante los tres meses post incendio.
La idea de Hernán era contratar un seguro para evitar una nueva tragedia, pero no pudo conseguirlo, según dice, debido a que las aseguradoras no han querido arriesgarse con el negocio y han rechazado sus solicitudes. Por ello, dispusieron un sistema de alarma contra incendios, extintores y detectores de humo para sentirse un poco más seguros.
Hoy, a nueve meses de su regreso al mercado, Hernán afirma que la carnicería está más vigente que nunca y ya se recuperaron de la tremenda pérdida económica que sufrieron. "Ya estamos paraditos y se recuperó la clientela, volvimos en gloria y majestad", asegura, orgulloso.
Más allá del buen momento actual, Hernán recuerda con nostalgia los días posteriores al incendio, en los que hubo mucho miedo y preocupación, pues no había seguridad de que podría volver a levantar el negocio. "Estuvimos bien complicados, hubo miedo por lo que podía pasar después. Fue bien difícil la verdad", recuerda Hernán, cuyo futuro laboral era una interrogante, al igual que el de sus empleados, quienes lamentaron el suceso tanto como él, pues además de tener una relación jefe-trabajadores, mantienen un vínculo de amistad y compañerismo muy fuerte.
carnicería de barrio
Hernán dice tener muy clara la razón por la que pudo volver al negocio de la carne. Según cuenta el carnicero, el apoyo de su clientela antigua fue clave para que pudiera regresar al mercado. "La gente no se olvidó de nosotros, eso se agradece", manifiesta.
La fidelidad "a prueba de fuego" de sus clientes ayudó a que en un par de meses la carnicería volviera al éxito y con el tiempo fue creciendo; de los 3 trabajadores que había cuando se fundó, se pasó a 9 y se abrió otra sucursal.
Una de las razones por las cuales el público playanchino volvió a "Carnes Yiro" se explica con el fuerte vínculo emocional de los residentes de ese cerro con su barrio. La carnicería está ubicada donde solía funcionar el tradicional "Emporio El Sol" y muchos de los residentes hitóricos de la avenida Playa Ancha vieron con tristeza como el fuego destruyó una esquina tan nostálgica y que rememoraba tantos buenos recuerdos de sus infancias.
Ante el surgimiento de tanto supermercado y carnicerías de grandes cadenas, locales como el "Yiro" se las deben ingeniar para saber sobrevivir en un mercado tan competitivo. Hernán asegura que el buen trato al cliente es fundamental para poder hacerle la competencia a las grandes tiendas. El porteño afirma que la gente asiste a las carnicerías de barrio porque allí pueden preguntar a los trabajadores y se les responderán sus dudas. "En los supermercados, se sacan bandejas selladas no más, aquí la gente viene y pregunta que puede servir para la parrila o la cacerola , por ejemplo, y nosotros le damos lo que les sirve", explica Hernán y agrega que existe mayor confianza en un negocio más chico, ya que muchas veces las grandes cadenas incurren en malas prácticas, como la de vender cortes distintos a los que la gente pide. "A nosotros nos piden algo y les damos lo que nos están pidiendo, no hay ningún engaño", afirma.
PARA ESTE 18
Al igual que el año pasado en estas fechas, Hernán se está preparando con todo para responder de la mejor manera el incremento en la demanda de carnes, choripanes y costillares que se espera para las próximas semanas.
El comerciante cuenta que hace dos meses está juntando mercadería en los frigoríficos y ya tiene 150 kilos de carne resevados para la semana del 18', período en el cual afirma que no habrá mayores alzas ya que él compra la mercancía directamente a un ganadero. Hernán revela que ya armó su arsenal con tapabarriga, asado carnicero y la figura indiscutida de la parrilla: el costillar de cerdo.