El manual de convivencia es la herramienta clave
"Papá, mis compañeros me molestan", "mamá, un compañero me pega", "mamá ya no quiero ir más al colegio". Estas frases suelen ser recurrentes cuando un niño es víctima de maltrato o bullying, al interior de un establecimiento educacional.
Y es que según cifras recabadas de La Tercera Encuesta Nacional de Violencia en el Ámbito Escolar (2009) el 23.3% de los miembros de las comunidades escolares reconoce haber sido víctima de agresión en su propio establecimiento, mientras que el 28% reconoce haber cometido alguna agresión.
En la región de Valparaíso los números no son muy distintos que los que se midieron nivel nacional, ya que se encuentra por muy poco sobre la media del país y ocupa el tercer lugar a nivel nacional; así un 26,3 % de los encuestados reconocen haber sido agredidos por un actor de su establecimiento, mientras que un 30,7 % reconocen haber sido agresores.
Pero el bullying no sólo se da entre escolares, sino que también en los distintos ámbitos de las comunidades de los colegios.
Es así como cada vez más frecuentemente salen a la luz pública casos en donde los alumnos agreden a docentes o funcionarios de un establecimiento educacional o hechos en donde los propios apoderados toman cartas en el asunto y agreden verbal o físicamente a los integrantes de la comunidad escolar.
En este sentido el director regional de la Superintendencia de Educación, Pablo Mecklenburg, señala que "nosotros trabajamos sobre un concepto más amplio que llamamos maltrato en la escuela, en donde nos hacemos cargo de las situaciones de maltrato tanto sicológico como físico entre miembros de la comunidad educativa. Con esto se amplía el espectro y no sólo se trata el bullying entre alumnos, sino que el maltrato de alumnos a profesores; de profesores a alumnos; de paradocentes a alumnos; de los distintos integrantes de la comunidad educativa, los cuales pueden ser adultos y no adultos".
Según lo señalado por Mecklenburg la aspiración final es que la comunidad educativa funcione armónicamente, por lo mismo es que no sólo se deben centrar los esfuerzos en frenar el maltrato, sino que en crear un espacio integral.
denuncias
Según el director de la Superintendencia existen dos líneas de trabajo: contingente y permanente.
En el ámbito contingente cuando se recibe una denuncia, la toma un profesional de la superintendencia (sicólogos, asistentes sociales) y se hace el primer análisis. Si es necesario se deriva al equipo de fiscalización.
Posteriormente el fiscalizador va a terreno, levanta los antecedentes de la situación y se inicia un proceso de mediación, con el fin de tener una salida armónica a esta situación.
En el ámbito permanente y en paralelo existen ciertos protocolos que deben tener los colegios como lo son manuales de convivencia y los protocolos específicos para este tipo de casos. "El fiscalizador debe verificar que efectivamente se respetó el protocolo y los manuales de convivencia", señaló el director.
Destacó la labor del fiscalizador pues es quien determina si es que el conflicto se resuelve en la escuela y cuando el tema puede llegar a instancias judiciales.
"Para mí el manual de convivencia es la constitución de la república llamada escuela. Es el conjunto de normas por el cual la comunidad educativa tiene que funcionar y el cual debe estar ajustado a las leyes", detalló.
Dentro de la línea permanente de trabajo el director regional destaca las capacitaciones a colegios en materia de evaluación y correcta aplicación de reglamentos internos y a las atenciones presenciales en las gobernaciones.
"Estamos suscribiendo convenios con las gobernaciones en donde un funcionario nuestro se instala en la gobernación a acoger las denuncias, en una estrategia que se denomina Superintendencia Más Cerca", destacó Mecklenburg, quien agregó que ya existen convenios con las gobernaciones de Marga Marga, San Felipe, Petorca y San Antonio.
Para Mecklenburg el clima en los establecimientos educacionales es la clave para que estos tengan buenos resultados. "Hay casos en que los colegios hacen lo posible y es la familia es la que falla, o al revés. Claramente hay casos en los que falla el sistema y en esos casos es cuando la Superintendencia aplica la sanción. Y nosotros vamos a sancionar y hemos sancionado a establecimientos educacionales por no aplicar los protocolos, por no actuar a tiempo. Es un último mecanismo para poder remediar o solucionar el problema", destacó el director regional, quien recalcó que "la base del bullying está en la diferencia y ese es un trabajo de la escuela, de la familia, de los medios de comunicación y del grueso de la sociedad". J