Desolador panorama en Caleta Portales tras el enérgico oleaje
Como si hubiese caído una bomba destructiva. No quedó nada en pie, sino puros escombros repartidos por todos lados. Basura que alguna vez el mar se llevó y este fin de semana lo devolvió con furia. Ese era el desolador panorama en la Caleta Portales.
Cuentan los pescadores, expertos hombres de mar, que cuando se percataron que la marea se estaba poniendo cada vez más brava, de inmediato sacaron los botes y los dejaron arriba, en el sector de los restoranes. Y gracias a eso no perdieron sus fuentes de trabajo. Pero nunca pensaron que en menos de una hora la caprichosa marea saldría para arrasar con todo a su paso, destruyendo completamente los puestos de los limpiadores de pescado.
"Lo peor es que la mar se empezó a rebalsar de afuera hacia adentro, rodeó todo el sector de la caleta, entraba y desembocaba por donde mismo. Más de 30 años que no pasaba una cuestión así, con esa magnitud tan destructiva. Gracias a Dios que estamos todos bien. Lo que se perdió fue pura infraestructura; en el muelle se perdió una grúa. Y a un amigo, el 'Loco Murdock' el mar lo botó por envolao y el 'Pelo Duro' lo agarró", contó el hombre de mar, Gustavo Flores.
Y agregó: "lo más grave fue lo que le pasó a los limpiadores, ellos son nuestros compañeros y amigos, nosotros traemos pescadito y ellos lo limpian para venderlo, así que ahí vamos a ver cómo los ayudamos".
DRAMA DE LIMPIADORES
Al 'El Piojo', como lo llaman sus amigos pescadores al limpiador Jonathan Roldán, el mar le arrasó con su puesto de trabajo, ese que costeó a punta de esfuerzo y le brindaba el sustento para alimentar a su pequeño hijo.
Con el rostro triste, apunta hacia el sector donde estaba su local. "Allá donde están los fierros armados, era el número 31, eran 45, y quedaron 6 parados. Siento una tristeza grande porque es la fuente laboral de uno, ahora no sé qué vamos a hacer. Ese puesto yo lo había comprado en 150 mil pesos", lamentó el limpiador, quien trabaja desde niño en la caleta y estuvo presente el sábado, cuando a eso de las 11 de la mañana ya no había nada que hacer, "solo mirar mientras el mar hacía tira los locales". J