Un testimonio revelador sobre el dantesco incendio que dejó miles de damnificados en Rodelillo y Los Placeres, entregó ayer uno de los peritos encargados de la investigación de la tragedia del 14-F.
El viernes pasado comenzó el juicio contra el soldador Carlos Rivas Quiroz, para quien el fiscal Víctor Ávila solicita una pena de tres años de presidio y una multa de 100 UTM por su actitud negligente, luego que mientras soldaba en una faena en construcción de la firma RVC en San Roque, las chispas alcanzaran vegetación para transformarse en un siniestro forestal, que derivó en la mega tragedia cono miles de damnificados en febrero de 2013.
Ayer fue el turno de la declaración del capitán Andrés Correa, integrante de Labocar Valparaíso, que se refirió a las pericias desarrolladas en el sitio del suceso, así como en una reconstitución de escena dispuesta por su unidad en el colegio Carlos Cousiño. El capitán Correa señaló que el 14 de febrero de 2013 se constituyeron en la faena de calle Navío San Martín, donde se contactaron primero con un testigo de un edifico vecino, que les facilitó el video que muestra los primeros minutos del fuego, y como éste se expande hacia la ladera baja del cerro, para posteriormente atravesar la Ruta 68. En la audiencia el especialista, que integró un equipo multidisciplinario con Labocar Santiago y la unidad OS-5, analizó las imágenes donde se aprecia que las llamas aparecieron en un lugar ubicado a metros de la mesa habitual de trabajo de los obreros, donde el acusado provisto de un esmeril cortaba una barra de metal. Iniciado el fuego trabajadores de RVC quisieron sofocarlo con extintores y una manguera de jardín. El combate fue enfrentado de manera equivocada, y sumado a las condiciones de viento y temperatura, el descontrol de la emergencia fue cosa de minutos.
Respecto de la evidencia recolectada en el sitio del suceso, el especialista detalló que en la parte exterior del recinto, en el perímetro donde ubica la malla de raschel de la empresa, se encontraron calcinadas herramientas como un esmeril angular y discos abrasivos. Al investigador "le llamó la atención" la posición de la evidencia y que era posible que fueran lanzadas al exterior como una forma de desecharla. En este lugar además se encontraron papeles calcificados y trozos de envoltorios para drogas, pero las pericias químicas efectuadas descartaron que fuera la causa del fuego. También fue desestimado el uso de acelerantes. Se tomaron muestras de la malla de raschel para análisis. Mientras que en un colegio porteño Labocar recreó lo acontecido en la constructora el 14 de febrero. Se dispuso que un soldador trabajara con una galleta cortando metal a 6 y 10 metros de distancia de arcos de fútbol cubiertos con mallas y plumavit en su parte inferior. Así de demostró que los trozos metálicos incandescentes fueron la génesis del mega siniestro. Correa agregó que la entrevista a testigos del OS-9 y otras pruebas recolectadas sitúan al acusado como el responsable de la soldadura, pese a que en un primer momento el obrero negó su autoría y que después revelara un supuesto intento de la constructora para que entregara una versión inexacta de lo acontecido.
El juicio continúa en la semana con la prueba testimonial. J