Cariño Malo
Definitivamente no hay muchos lugares como este, escondido en una antigua casona porteña cerca de la plaza Aníbal Pinto en Valparaíso, el restaurant Cariño Malo guarda como un tesoro la esencia de la comida criolla. Como toda casona porteña, nos reciben cielos altos y coloridas murallas rojas, puertas de madera y una ventana al centro del salón que da para la calle y te da una vista entretenida. Nos atienden muy rápido y como si nos conocieran de toda la vida. Preguntamos qué es lo que tenían de menú y nos señalan una de las paredes que funciona como carta, escrita a mano con tiza, un detalle muy acogedor y práctico a la hora de elegir qué comer. La oferta es pequeña pero así y todo parece difícil decidirse, costillar, pastel de choclo, legumbres, guisos, pasta fresca, etc. todos platos de antaño. Decidimos ir por lentejas con chorizo y mote guisado con verduras, que venían acompañados de una pequeña ensalada de lechuga, tomate y zanahoria. Los vegetales de la ensalada parecían cosechados recién por lo que se puede ver que ponen mucho cuidado en la calidad de los productos. Las lentejas llegaron en paila de greda, lo que ya nos predispone a disfrutar aún más el plato. Estaban sabrosísimas, el chorizo intensificaba aún más el sabor, bien condimentadas y de buena textura, no muy líquidas ni muy espesas. La temperatura como si recién hubiesen terminado de cocinarse. El mote guisado por su parte me sorprendió. Si bien he cocinado de distintas formas el mote como arroz o risotto, no lo había comido guisado y estaba delicioso. El mote estaba en su punto, con esa textura media chiclosa tan particular que personalmente me encanta. Estaba acompañado por berenjenas, zapallito italiano, pimentón, cebolla, zanahoria y papas con cáscara. Los vegetales alivianaban esa contundencia que le entregaba las papas a la preparación. Las porciones son grandes, no desproporcionadas, pero suficientes para quedar listo como para una siesta. No tienen agua embotellada pero te sirven agua saborizada, con una hojita de apio, que te espera en la mesa y que acompaña bien el contundente almuerzo. Una visita obligada para todo el que pase por ahí y quiera tener una experiencia memorable y a un precio para todo bolsillo.