Porteña esperó por meses un riñón hasta que su hermano decidió dárselo
Marcela González llevaba como muchas porteñas, una vida absolutamente normal cuando de la nada, se le declaró una insuficiencia renal crónica. Pero la enfermedad avanzó tan rápido, que durante 15 días permaneció con un coma inducido en el hospital Carlos Van Buren de Valparaíso. Esto fue hace cuatro años, cuando sus hijos tenían 7 y 11 años. "Caí en cama y de inmediato tuve que empezar a dializarme. Luego que me recuperé del coma seguí trabajando (como contador auditor) y dializándome cuatro horas y media y día por medio. De un momento a otro la máquina era la que me mantenía con vida", reflexionó.
Apareció un donante
Durante este período, Marcela también esperaba un donante de riñón. Primero barajó la posibilidad mediante una persona fallecida, pero como nunca coincidía con su necesidad, aceptó probar con un donante vivo. Su hermana quiso darle su riñón, pero al no ser madre aún, la porteña le dijo que no porque después podía tener complicaciones. "Entonces mi hermano Francisco se ofreció a donarme uno de sus riñones. Las personas pueden vivir con un sólo riñón, pero a mí igual me daba susto. Así que durante seis meses estuvimos haciéndonos exámenes para ver si éramos compatibles y todo salió bien", explicó la porteña.
Francisco González es pastelero y también es padre. "Sin duda es un riesgo, pero él ha querido regalarme vida porque tengo una familia y mis hijos todavía me necesitan. Mañana (lunes) debemos ir a Santiago a repetir el último examen de compatibilidad y de ahí regreso a que me hospitalicen", indicó la mujer.
Si todo sale bien en este último examen, los hermanos González serán intervenidos el miércoles.
Magaly González, prima de Marcela, quiere que con esta historia se genere más conciencia. "Cada vez es más difícil encontrar donantes y en este caso, fue el propio hermano el que ha tenido que exponerse a un riesgo donando su órgano. Esto también es un ejemplo para muchos familiares para que puedan hacerlo, porque sí se puede vivir con un solo riñón", aseguró.
Expectativas de vida
Marcela tiene fe que todo va a salir bien. "El miércoles me intervienen y gracias a esto podré dejar de dializarme. Esto para mí es un gran regalo porque las diálisis me quitaban mucho tiempo de estar con mi familia. Y también me servirá para seguir trabajando. No sé cuantos años podré seguir viviendo, pero tengo fe que quizás hasta viva unos 20 años más", manifestó.
Marcela, que tiene 40 años, después del trasplante tendrá que tratarse con inmunosupresores en caso de que su cuerpo rechace el órgano. "Espero que todo salga bien, pero estoy contenta y agradecida de mi hermano porque podré tomar agua nuevamente, cosa que no podía hacer y a comer tranquila, cuidándome de las grasas y la sal", afirmó. La prima en tanto, comentó que todos los alumnos del Liceo Leonardo Murialdo, estarán rezando por ella cuando se le haga el trasplante. J