Sofía juega con una pelota de tela y cuando ve a Juan -un adulto que llega de visita- le pregunta "¿cómo te llamas?, ¿quieres jugar conmigo?". Rápidamente se ponen de acuerdo y se lanzan el juguete felices, como si nada malo hubiera pasado ahí mismo.
El jardín Guacolda del cerro Las Cañas, que hoy atiende a 80 niños, fue uno de los establecimientos que resultaron quemados en el mega incendio. También muchos de sus alumnos perdieron sus casas, así como varias tías. Y a pesar de que ahí vivieron duros momentos tras la catástrofe, fue el primer espacio en ponerse de pie de nuevo, gracias al trabajo conjunto entre Integra (fundación a cargo) y Desafío Levantemos Chile, con el financiamiento de la Mutual de Seguros Chile.
Valeria Urrea, directora del establecimiento, comentó que "el balance que hacemos es súper positivo, tuvimos harto apoyo. El Desafío Levantemos Chile en conjunto con la Fundación se encargó rápidamente de gestionar los recursos para poder reconstruir. Y no se demoró nada, tres meses, lo que fue súper positivo. Además recibimos mucha ayuda, de una constructora anónima que al otro día del incendio vino a limpiar el terreno".
Al principio el cambio para los niños fue drástico. "Algunos estaban en albergues, otros en carpas, otros estuvieron de allegados en casa de familiares. En la parte emocional los niños fueron golpeados, pero el tiempo y la resiliencia todo lo cura. Las familias están muy agradecidas de la ayuda que les hemos dado como jardín y fundación. La parte emocional de ellos cada día se ha ido fortaleciendo más. Los niños están contetos, juegan, ya no hablan del incendio. Para ellos ya no es tema. Llegó un momento en que dijeron que no querían hablar más del incendio", afirmó.
La etapa más linda que recuerdan los niños es cuando empezó la reconstrucción. Como el jardín funcionaba en la sede vecinal de al lado, veían como llegaban las grúas. "Hablaban que venían los 'Transformers' a ayudarlos a reconstruir su jardín. Vieron el proceso de limpieza del terreno, que emparejaron y cuando empezaron a llegar los container y cómo se ensamblaban los cubos de madera que traían sus salas", dijo.
Actualmente los niños están felices, la asistencia aumentó y el jardín está con matrícula al tope y tiene una lista de espera muy grande. J