Aventuras de un rockero porteño en gringolandia
"Viajar es una de las experiencias que más me gusta en la vida. Si a eso le sumamos que vamos a tocar música a Estados Unidos, en uno de los festivales más importantes y masivos de ese país, la situación se convierte en algo alucinante", relata Claudio Manríquez, más conocido como Jurel Sónico y quien viajó a Austin para participar, junto a su grupo Adelaida, en el evento denominado SXSW, en la ciudad de Austin, Texas.
Partieron desde Valparaíso hacia el aeropuerto el domingo 23 de marzo y llegaron a la enorme ciudad de Houston el lunes 24, después de volar por cerca de 14 horas.
"Desde que aterrizamos la amistad comenzó a activarse. Gabriel Hofzapel, que es nuestro baterista, había recibido en su casa en Valparaíso, por esas cosas de intercambio estudiantil, a Daniel Arbiter, quien nos llevó en automóvil hasta Austin (tres horas de Houston) y nos quedamos en casa del gran Jorge Rodhis, quien nos dio alojamiento junto a su familia", agrega el músico.
AYUDA ECONÓMICA
La invitación del gran festival SXSW no llevaba ningún beneficio económico y entregaba sólo la posibilidad de tocar en los diversos escenarios. Ellos postularon y quedaron y gracias al fondo conocido como "Ventanilla Abierta", del Consejo de la Cultura, lograron la plata para los pasajes.
Cuando las empresas privadas supieron que este grupo de músicos tocarían en Estados Unidos, fueron en su apoyo. La marca Kingston les regaló tarjetas de memoria para sus cámaras fotográficas y Converse les entregó zapatillas y ropa, "para que anduviéramos más taquillas en las tocatas", asegura entre risas el joven músico.
8 MILLONES y medio
Fue así como llegaron a Austin, que es la capital de Texas y del condado de Travis. Localizada en el suroeste de Estados Unidos es la 14.º ciudad más poblada en los Estados Unidos, con cerca de 8 millones y medio de habitantes.
La urbe es conocida como la "capital mundial de música en vivo" y tiene cerca de doscientos sitios para escuchar música en vivo, que convierten la vida nocturna en una experiencia sonora.
En este contexto se realiza todos los años el festival "South by Southwest" (en español "Al sur del suroeste"), donde centenares de bandas de música (especialmente de rock) tocan durante una semana.
"Es como si en Valparaíso y Viña del Mar todos los bares, pero todos, tuvieran un grupo tocando en vivo en su interior, además de sacar escenarios en las calles y parques. La cantidad de gente y especialmente de músicos es tremenda", explica Jurel.
El lunes partieron a conocer el Convention Center, "que era un lugar tremendo. Dejabas tu carnet de identidad y podías probar cientos de guitarras. habían una fabricadas con tarros, todo de gran factura y calidad. Para un músico era como estar en el paraíso".
Después, junto a los integrantes del grupo Adelaida, fueron a conocer la ciudad.
"Había un río que acercaba el paisaje como a Viña del Mar. Unos parques , todo extremadamente limpio. La gente muy buena onda, de muchas razas y culturas caminando por las calles", explica el músico.
EMPANADAS Y VINO
Su primera tocata fue organizada por el Consejo de la Cultura y era para promocionar a Chile y sus artistas. "Tocamos al aire libre, como a las 4 de la tarde. Los organizadores le regalaban a la gente empanadas y vasos de vino. Fueron como 300 personas las que no escucharon y como estaba al costado del Convention center, nos pudieron escuchar gente del sello Sony y otros productores musicales", dice.
El mismo día tocaron en la noche en un evento organizado en el Café Red River. "Ahí pudimos estar más de 45 minutos en el escenario. Como eran decenas de bandas las que actuaban todo era muy rápido. Uno se subía, actuaba y después venía otra. todo era rapidísimo", agrega Jurel.
Los músicos de Adelaida se organizaban para comer bien una vez al día y después compraban algo en carritos que se instalaban en las calles. "Íbamos a buffet tipo mediterráneo o chino, donde pagabas 10 dólares y comías todo lo que querías. Con eso quedábamos listos y seguíamos adelante", afirma.
A LA UNA SE CIERRA
El recital más grande en que tocaron, donde también actuaron figuras internacionales, fue en el bar Valhalla. Ahí pudieron compartir con la banda Ringo Deathstarr y otros grupos norteamericanos.
"El carrete se cerraba en todos lados a la una de la mañana. No hay restoranes, bares o pubs abiertos. Lo único que quedaba era ir a carretear a casas de chilenos, ya que los gringos no son mucho de invitar para la casa",apunta.
Jurel Sónico señaló que lo que más bebió en los días de los recitales fue whisky con soda, "que costaba como 4 lucas chilenas el vaso y era muy bueno".
Después de haber tocado tres veces los recitales del grupo Adelaida se detuvieron y los integrantes aprovecharon a asistir a recitales y conformar redes con otros músicos latinoamericanos y del mundo.
Pasaron las noches en un local llamado Hotel Vegas, donde se realizaban muchos recitales de grupos indie, "con mucha sicodelia". También estaba el local llamado Emo´s, que era como una Blondie gigante y escuchamos al grupo The Church".
También visitaron una exposición de afiches de recitales, entre otros eventos artísticos y culturales.
Jurel recuerda Austin como una ciudad sin montañas, "y con mucha gente en bicicleta".
Cuando retornaron a Chile, la empresa Lan perdió parte de su equipaje. "Quedamos tirados en Sao Paulo durante muchas horas, ya que no nos dejaban abordar al avión ya que nuestras maletas no estaban. Fue algo bastante desagradable, pero finalmente se solucionó. Igual hace pocos días recuperé mi caja con pedales. Pero eso fue al final y no logró perjudicar una de las experiencias musicales más intensas que hemos tenido en la vida", dice. J