Viñamarino pilucho huyó por quebrada y cayó 400 metros
"¡Ay, ayuda, ayuda, la huasa me quiere pegar, ahhh, ahhh!", exclama un hombre que corre a toda velocidad por la quebrada Villa Monte. Son las ocho de la mañana y la mayoría de los vecinos de Nueva Aurora está durmiendo. Excepto Juan Pablo Canales quien, al escuchar los gritos, se levanta de su cama para averiguar qué está pasando. "Me levanté para ver quién era el que gritaba y se quejaba tanto. Y al salir caché que los gritos venían de las moras. El hombre estaba ahí atrapado, varios metros más abajo de la quebrada, y llamé a Carabineros. Me asusté porque estaba medio pilucho y como loco gritando que estaba arrancando de alguien, de una huasa o algo así", comentó el viñamarino.
Una hora de rescate
El hombre atrapado en las zarzamoras tiene 36 años, pero es un completo desconocido para todos. Sólo viste una polera gris, tiene el cuerpo lleno de heridas y varias gotas de sangre que recorren sus piernas, cabeza y brazos. "¡No le digan a la huasa que estoy aquí! ¡me quiere pegarme!", grita con desesperación, tratando de soltarse de las ramas.
Hasta el lugar acude Carabineros, la Segunda y Séptima Compañía de Bomberos de Viña del Mar y también el Samu de Nueva Aurora. Sin embargo, la emergencia se debe asistir por la calle Alejandro Navarrete, porque el pilucho se ha caído unos 400 metros y no hay acceso para vehículos.
"No quiero que me saquen. ¡Por favor, déjenme aquí! ¡La huasa me va a pegar!", sigue gritando el individuo, que no tiene vergüenza de mostrar su desnudez al mundo.
A eso de las 09.15 horas, los vecinos de Villa Monte ya están despiertos y observando detenidamente la situación. "Para mí que es un 'patas negras' y lo pillaron", especula una señora. "Capaz que tiene esposa y pelearon en la mañana y salió con lo puesto", dice otra. "No, yo creo que es enfermito no más", declara una tercera mujer.
Mientras tanto, personal de Bomberos y Carabineros continúan tratando de que el sujeto entre en razón, pero éste sigue cobijándose en las zarzamoras. "Tiene un delirio del tipo persecutorio", comentan desde el Samu, no descartando que tal vez haya un cuadro de esquizofrenia involucrado.
La hora avanza y hasta el lugar también llega la televisión. El hombre desnudo de la cintura para abajo empieza a cohibirse y finalmente se rinde. "Ya, ya, ayúdenme, pero no me dejen solo", dice cabizbajo. Los paramédicos lo asisten, lo acuestan en una camilla y cubren sus partes íntimas. Pero de pronto, el hombre vuelve a recordar a la huasa e intenta escaparse. Personal del Samu no lo permite y lo ata. Posteriormente lo trasladan al Hospital Gustavo Fricke para constatar lesiones y verificar si ha ingerido drogas o alcohol. J