El Rincón de Martín
La semana pasada recibí visitas de Santiago en mi casa y como todo santiaguino que llega a nuestra costa querían comer pescado fresco, sin mucha parafernalia y a buen precio. Los llevé a un local que cumple con todas estas características El Rincón de Martín.
Este local partió como una pescadería, pero se ha ido transformando en una muy buena opción si lo que se busca son pescados y mariscos a buen precio y de buena calidad. Esto significa que si no llega temprano tendrá que esperar, pero vale la pena la espera.
El restorán está ubicado en una casa que se ha ido adaptando con el tiempo para transformarse en un local con muchos ambientes distintos y recovecos. No es el lugar más cómodo ni ordenado, pero esto pasa a segundo plano cuando lo que buscamos son las 3B. La última B (barato) ya no lo es tanto, pero sigue siendo conveniente.
Nos sentamos en el segundo piso del local, pedimos para partir pisco sour, empanadas fritas y ceviche. Los sour estaban fríos, pero parecían industriales; las empanadas, sin exceso de aceite, con abundante queso y mariscos estaban ricas; el ceviche funcionaba, pero el pescado demasiado picado y sin textura debido al exceso de limón.
De fondo pedimos 5 platos: congrio frito con ensalada chilena, reineta a la plancha con papas fritas, congrio al pil pil con papas fritas a la provenzal y pastel de jaiba. Los platos de porciones grandes llegaron juntos y a buena temperatura.
El congrio frito estaba bueno, crocante por fuera y jugoso por dentro, la ensalada chilena con tomate (de verdad, no larga vida) aportaba la frescura al plato; la reineta estaba perfecta y las papas también; el congrio al pil pil muy bien logrado unido a las papas provenzal que estaban buenísimas; el pastel de jaiba estaba rico, pero tenía demasiado queso lo cual escondía el ingrediente principal.
Debido al tamaño de las porciones no pedimos postre, pero tienen las clásicas opciones de postres caseros y de conservas. Destacamos que a pesar de tener carta de vinos, se puede llevar la propia y nadie lo mirar feo, además de tener bebidas en tamaño familiar, muy conveniente en el caso de los niños.