'Hermanito' se fue con la plata que Farkas regaló al baterista
Apenas recibe la batería, Juan Segundo Astorga agarra las baquetas y se pone a tocar. No tiene coordinación, no sabe cómo funciona el hi-hat (los dos platillos que tienen el mismo tamaño) y para disimular su poco talento con el instrumento, tararea una melodía inventada. La gente que está junto a él en el Parque Italia lo mira con alegría, pero preguntándose si en algún momento aparecerá Leonardo Farkas, el famoso filántropo que por Twitter preguntó dónde podía ubicar a este hombre que durante años se ha ganado la vida "haciendo música" con tinetas y tarros.
Sin embargo, el representante que ha viajado hasta Valparaíso para entregar la batería, es tajante en responder que el rubio magnate está en el extranjero y que por ahora no visitará el país. "Pucha, lo queríamos ver", lamentan unas mujeres que andan con sus celulares tomando fotos.
¿Dónde está la plata?
En el lugar también se encuentra un canal de televisión y la historia parece tener un final feliz: el baterista porteño cumple su sueño de tener una batería. Pero cuando el representante de Farkas se retira, los presentes comienzan a cuestionar el destino del resto del dinero. Esto porque el empresario prometió entregarle un millón de pesos a Juan Segundo y la batería de marca Tama apenas ha costado la mitad de la cifra.
- ¿Y qué va a pasar con el resto de la plata? - pregunta una mujer con el pelo teñido rojo.
- Se la van a pasar al caballero, poh. Pero ahora los de la tele se la tienen por mientras - le responde un porteño de polera negra con diseños rojos.
- Ah nopo, que se la pasen altiro, sino se la van a dejar - reclama la mujer, alzando la voz y poniendo a todos en alerta.
El periodista del canal se le acerca y le pregunta qué le pasa. En tanto, el camarógrafo sostiene la bolsa con el polémico dinero.
- Ustedes tienen que pasarle toda la plata al caballero. No sean ladrones - replica la mujer, muy molesta.
- Señora, obviamente todo el dinero es del caballero, pero por mientras se la estamos teniendo porque todos andan pendientes de él y no queremos correr el riesgo de que se la roben - le explica el reportero, tratando de calmarla.
- ¿Sabe? ¡no le creo nada! yo vi al camarógrafo cuando se metió al vehículo y sacó un fajo de billetes y se lo metió aquí (con la mano indica bajo la parte de la ropa interior)
- Señora, cálmese, nadie le ha robado un solo peso a don Juan. El dinero está en la bolsa y mi compañero apenas sacó unos billetes para pasarle porque le estaba pidiendo para ir a comer - le explica el periodista.
El hermanito
El baterista mira a todos sin entender nada, pero consciente de que había hecho un trato: por ahora le pasarían 30 mil pesos para almorzar y luego, en otro sector donde previamente había sido entrevistado, le entregarían el resto de la plata. No obstante, como la mujer y otras porteñas reclamaban gritando que "los de la tele" se querían quedar con el dinero, el camarógrafo le pasó la bolsa a un hombre que se presentó como amigo de Juan Segundo.
- Sí, yo lo conozco, soy hermano de una iglesia y ahora lo voy a llevar a almorzar para que se calme un poco la situación - señaló el sujeto que vestía camisa, pantalón negro, zapatos café y una bolsa roja.
Según los presentes, el hombre había estado en el Parque desde que el representante de Farkas llegó a entregar la batería. Incluso se había lucido ayudando al baterista sujetándole algunas cosas.
Tras la entrega del dinero, las mujeres se tranquilizaron, pero un rockero de pelo largo también se empezó a alterar con el equipo de televisión. "Si me graban los demando", empezó a gritar y para evitar más conflictos, el canal se retiró.
Le robaron todo
El drama comenzó cuando Juan Segundo se fue a almorzar y se tardaba en volver a ver su batería. Mientras tanto se la cuidaba el porteño de la polera negra, pero ya a esa hora todos tenían sus teorías.
- Yo creo que se la van a robar, si es un hombre de calle. La va a guardar en una bodega donde se la van a sacar o la va a terminar vendiendo por 20 lucas porque los tarros son los que le dan plata - comenta un vendedor.
Otro en tanto, declara que no es primera vez en que el porteño recibe este tipo de regalos. "Es fijo que la vende o se la roban, si hace unos años Don Francisco le regaló una y otra persona también lo ayudó. No es primera vez", apuntó un hombre alto, dueño de una tienda de música.
La gente esperaba impaciente alrededor de la batería y una mujer preocupada llamó a Carabineros. Cuando al fin llegan, don Juan aparece cabizbajo.
- Pucha, estaba comiendo tan rico, pero me robaron, me robaron 480 mil pesos- le dice sollozando al mayor Jaime Zúñiga de la Segunda Comisaría.
- Pero señor, ¿usted conocía a la persona con la que fue a almorzar?
- No, pero tenía cara de bueno. J