Porteña confiesa su impactante experiencia con un tablero ouija
Andrea Paz Órdenes Marchant, 26 años, sube a las redes sociales (Twitter) un extraño aviso: "vendo tabla ouija".
Como era de esperarse su posteo recibe una serie de comentarios y después de un tiempo finalmente logra vender la ouija a un empresario gastronómico por 15 mil pesos.
La ouija es un tablero dotado de letras y números con el que supuestamente se puede entablar contacto con los espíritus de los difuntos.
Desde el diario La Estrella la contactamos para saber algo más con respecto a su extraño objeto y Andrea accede sin problemas a darnos una entrevista.
El punto de encuentro es la sala de redacción del diario, en donde la joven toma asiento y comienza a relatar una historia que para ella parece normal, mientras que para nosotros parece el guión de una película de terror.
-Porque ya no quería tener más contacto con espíritus. Lo hice por mucho tiempo, más de diez años, y ya era hora de parar.
-Porque le hice una promesa a mi abuela y lo que dice mi abuela es ley. No le puedo fallar.
-No sé si a contactarme con espíritus, pero siempre supe que tenía un don especial por llamarlo de alguna manera. A los 16 años comencé a leer las cartas, sin haber estudiado nada, sólo lo que yo intuía.
En los recreos en vez de salir a jugar o algo así me quedaba leyendo las cartas a mis compañeras. Casi todas sabían que leía las cartas.
- Sí, una vez una compañero me insistió que le leyera las cartas porque su mamá estaba rara. Yo no quería, pero igual se las leí. Me salió que ella estaba enferma, muy enferma. Lamentablemente la señora tenía cáncer y murió a las pocas semanas. De ahí me alejé de las cartas por un tiempo, fue muy fuerte.
-Durante ese mismo año comencé con el tema de la ouija. Sin leer nada, casi sólo por instinto comencé a contactarme con espíritus.
-Sí, era muy precario eso sí. Hacía tableros marcándolos en el piso o con lupas. Nada muy profesional, pero que de igual manera servían para contactarme con espíritus.
A mi mamá no le gustaba lo que yo hacía, para nada, pero fue ella misma que un día llegó a la casa con una verdadera tabla ouija. Recuerdo que todavía estaba embalada y me dijo que se la había comprado a una señora que la estaba vendiendo. También me dijo que la tabla había sido enviada de Estados Unidos y que nunca había sido usada.
Sin pensarlo dos veces Andrea comenzó a utilizar la tabla. Tal cual lo había echo en ocasiones anteriores; sin informarse mayormente, sólo siguiendo el instinto generado por su don.
"Igual fue peligroso al comienzo lo que hice, porque uno cuando recién comienza en esto se contacta con cualquier tipo e espíritus, buenos o malos", señala Andrea.
-Con demasiados. Yo hacía esto en mi casa y por lo mismo la casa quedó cargada con todos estos espíritus malos. Lo que pasa con los espíritus llamados malos es que cuando tú los invitas después no se quieren ir, así de simple.
-El cura de mi sector tuvo que ir a bendecir la casa y sacar todos los espíritus que allí quedaron, fue algo muy feo. Estábamos muy asustadas.
-De todas formas. Nos prendían y apagaban la radio. A veces estaba desenchufada y sonaba igual, lo mismo pasaba con las luces de la casa.
"Pero lo más terrible que vivimos lo vivió mi madre. Un día se levanta llorando y me dice que alguien le estaba pisando la cara con un pie. Obviamente no había nadie, pero ella tuvo la sensación física de que una persona cargaba todo su cuerpo en la cara de mi mamá con su pie", dijo.
"Otra vez a mí me tocó ver un espíritu sentado en el sillón de mi pieza. Más allá del miedo de ver a ese hombre sentado y fumando en el lugar, me llamó la atención lo que me dijo. Cuando me iba acercando a él me dijo: No vales nada". Eso me dejó para dentro.
duende
Otra de las experiencias paranormales que ha vivido Andrea a lo largo de su vida tiene que ver con un duende.
"En mi casa dormíamos todos en la misma pieza. Un día estábamos durmiendo cuando comenzamos a sentir un ruido. Miramos a la cuna de mi hermana recién nacida y ella se estaba levantando de la cuna mientras estaba dormida. Miramos un poco más allá y desde una repisa un duende la estaba llamando. El duende colgaba de la repisa como queriendo saltar a la cuna de mi hermana. Todos gritamos y mi papá comenzó a rezar. De la nada el duende se fue y mi hermana cayó en la cuna donde comenzó a llorar", detalló Andrea al diario La Estrella de Valparaíso.
Como estos episodios Andrea tiene muchos más. Dice que con su tabla ouija contactó a más de mil espíritus, algunos buenos y otros no tanto, pero tal como decía al principio su abuela le dijo que parara de hacer todo esto.
-Sí, ella me dijo que mejor ya no siguiera que mejor no leseara más con la tabla que me deshiciera de ella.
-La otra vez cuando la contactamos con mi mamá.
-Sí, ella falleció hace algún tiempo y u día le dije a mi mamá que la contactáramos y lo hicimos. Ahí me dijo que ella y mi hermano que había fallecido al nacer estaba bien. Que estaba con mucha gente y que todos estaban bien, que no nos preocupáramos por ellos. Ahí me dijo que no siguiera llamando a los espíritus, porque era peligroso.
Andrea le hizo caso a su abuela y tal como contamos al comienzo vendió su tabla ouija al mejor postor.