El Estadio Azteca rindió multitudinario homenaje
No faltó nadie. No había espacio disponible en el Estadio Azteca para más personas. Es que todos querían estar en una de las despedidas más multitudinarias que se recuerden en México, la que ayer se hizo al gran ídolo Roberto Gómez Bolaños, quien falleció el viernes, y que ayer fue despedido por el pueblo mexicano.
Durante la ceremonia, que se extendió por varias horas, hubo largas ovaciones de pie desde el momento los miles de asistentes dieron la bienvenida en el Estadio Azteca a los restos mortales de Roberto Gómez Bolaños "Chespirito", previo al homenaje póstumo en su honor.
Desde la carroza, en la que se colocaron dos estatuas de bronce con las figuras del "Chapulín Colorado" y el "Chavo del 8", así como diversos arreglos florales, seis personas descargaron el féretro color caoba para colocarlo en medio de la cancha, debajo de una estructura donde se realizará una ceremonia católica de cuerpo presente.
La carroza fúnebre -de color rojo- ingresó a la cancha del Estadio a una velocidad moderada, iniciando un recorrido por las cuatro esquinas, y fue durante su trayecto donde el público aplaudió y comenzó a gritar "Se ve, se siente, Chespirito está presente".
La eucaristía fue presidida por monseñor Diego Monroy, quien señaló que, "estamos recordando a una persona muy querida por nosotros, a quien todos conocimos como Chespirito, Chapulín Colorado y Chavo del 8, un fuerte aplauso a nuestro hermano que ha partido a la casa del padre". J