Regata al santuario más austral de la Patagonia
cristóbal espinosa.
Cada movimiento de los remos aumenta la ansiedad. Con el correr de la travesía los brazos y piernas ya no se sienten, pero poco parece importar. La meta está cerca y con esfuerzo e incluso con dolor, completar la regata de cinco millas entre las islas chilotas de Apiao y Caguach es el objetivo.
Aunque cada una de las diez tripulaciones que este año se sumaron a la 'preba' buscaba en su fuero interno ganar la competencia, la victoria no era el fin principal, sino que revivir una antigua tradición que tiene más de dos siglos, pero además con ello cumplir con las promesas a Jesús Nazareno.
La 'preba' (español chilote de prueba) recuerda año tras año a la regata en la que hace 238 años compitieron 'cinco pueblos' (cinco islas) por quedarse con la imagen del Nazareno. En ese entonces el triunfo fue para Caguach que esta vez no pudo revalidar el título. Los primeros lugares fueron para sus vecinos de Apiao.
Guiados por los gritos de aliento del piloto y por el apoyo de las personas que en otras embarcaciones siguieron cada minuto del desarrollo de la travesía, los remadores, algunos experimentados y otros más jóvenes, dieron hasta el último esfuerzo para completar el tramo y depositar en el santuario de Caguach las imágenes de sus patronos.
Un inusual día soleado en esta época del año en Chiloé acompañó a los competidores. Impacientes los isleños se prepararon para enfrentar la 'preba' y justo cuando el reloj colocó las 14 horas con 26 minutos se escuchó el pitazo que marcó el inicio de una de las centenarias tradiciones que aún se mantienen vivas en la provincia.
El ir y venir de los remos que permitieron el avance de los botes por las tranquilas aguas interiores, al son de los gritos de 'vamos, vamos' de los pilotos, fueron observados impacientemente por los familiares y patrones de las chalupas que siguieron de cerca el desarrollo de la regata y alentaron a sus navegantes.
A poco andar, dos de las seis naves que representaron a Apiao comenzaron a separarse del resto de las embarcaciones, distancia que aumentó al pasar las primeras dos millas y que se mantuvo durante toda la carrera.
La 'Mar Boga' fue la primera en llegar a la meta tras 50 minutos de batalla. Una a una arribaron el resto de las chalupas con diferencia de varios minutos hasta la rampa de la isla Caguach, punto en el que se encontraba la meta.
Humberto Subiabre es el patrón de la nave ganadora de esta versión de la 'preba', quien desde hace 40 años participa de la competencia. Una promesa que hace años realizó a Jesús Nazareno es la motivación que llevó a Subiabre a sumarse todos los años a la a la regata y también a la celebración del patrono que se vive los 30 de agosto.
'Soy nacido y criado en Apiao y desde que uno era niño nuestros mayores nos contaban de la 'preba', que debería ser prueba, pero que todos los chilotes conocemos así', explicó el vecino. Dijo que 'más que por el triunfo, participar es una devoción; una promesa'.
Al igual que Subiabre cada uno de los bogadores se sumó a esta travesía por devoción y para no permitir que la tradición se pierda. Algunos ya son mayores, pero los jóvenes no se quedaron en el camino y defendieron con esfuerzo a su comunidad.
A sus 27 años Álvaro Leviñanco participó en cuatro versiones de la 'preba'. Es uno de los 14 remadores de la chalupa Blanca Estrella que representó a toda la comunidad de la isla Caguach, que este año participó con dos embarcaciones.
'La comunidad de Caguach tiene una chalupa especial para esta fecha, dos fines de semana antes comienza la preparación y el piloto es el encargado de buscar su gente, a todos sus remeros', afirmó el joven.
Si bien en la última versión de la competencia el clima acompañó a los navegantes, en otras oportunidades el viento y la lluvia son factores que se sumaron al desgaste de los bogadores.
'La primera vez que competí me tocó malo, había temporal pero igual competimos y llegamos en segundo lugar', sostuvo el remador caguachano. Añadió: 'comenzamos a ensayar el fin de semana antes y cada uno busca a su compañero con el que va a remar'.
La fe de los participantes es el componente principal de la 'preba'. Incluso, entre cada uno de los movimientos de los remos los participantes silenciosamente rogaron a Jesús Nazareno por cada uno de sus familiares, como en el caso de Leviñanco.
'Cuando uno va remando igual va pidiendo por toda su gente, que estén bien, que les vaya bien, casi nunca pido por mí', acotó.
En 20 años de sus 57 años Juan Millalonco formó parte de una de las citas náuticas más antiguas del país. Junto a él también están dos de sus hijos y sus dos yernos, a quienes ha inculcado la tradición y la fe en el Nazareno.
En su juventud fue remador. Más tarde y con la experiencia que dan los años cumplió el rol de piloto; también fue parte de los músicos que en las embarcaciones acompañantes interpretan pasacalles durante la competencia. Hoy Millalonco es el dueño de dos de las naves que compitieron por la isla Apiao: la Jenny I y la Jenny II.
'Yo he tenido mucho entusiasmo, yo tenía una embarcación que lo fundó un hijo que falleció y desde allí tomé pa' delante, después hicimos otra embarcación más y esas dos embarcaciones las hacemos correr', expuso.
El vecino mencionó que 'hay un patrón que se compromete a llevar las imágenes y son ellos los que buscan a sus remadores y es un año antes que los buscan'. Agregó que 'nosotros como dueños de las embarcaciones lo que hacemos es repararlas todos los años, pintarlas y buscar los remos para bogar'.
Catorce son los remadores que compitieron en las chalupas, dos para cada remo, a los que se sumó el piloto, pero en algunos casos las naves son más pequeñas y el número de participantes es menor.
'Mi misión como piloto es gobernar la nave para que no se vaya para lado y lado, ese es el que lleva el rumbo y va avivando a su gente con el mismo ritmo que lleva uno con el timón, gritándole a sus muchachos que remen y que no se agoten', expresó.
Intentar mantener la misma energía durante todo el trayecto es la clave, según el vecino de Apiao para llevarse el triunfo; victoria que le ha sido esquiva, ya que nunca la ha conseguido, pero sí ha llegado en el segundo lugar.
Según cuenta la tradición fueron constantes peleas entre los habitantes de las islas chilotas Tac, Alao, Apiao, Chaulinec, Caguach y Meulín las que provocaron que a fines del siglo XVIII, el sacerdote franciscano Hilario Martínez les pidiera a estas comunidades organizar una fiesta en común. El cura llevó la imagen de Jesús Nazareno desde Tenaún, Dalcahue.
Pero las pretensiones de hermandad del religioso no eran las mismas que las de los vecinos y como no hubo acuerdo respecto a en que isla permanecería la imagen, el problema se zanjó con una competencia de embarcaciones a remos, en la que triunfó Caguach y en consecuencia desde hace mucho tiempo los isleños revivieron esta regata cada 23 de agosto.
Miguel Coñoecar, presidente de la Junta de Vecinos Sargento Aldea de isla Apiao, puntualizó que hace más de dos siglos que se realiza esta competencia.
'Esto es muy bueno porque une en la fe a la gente. Las personas que vienen aquí lo hacen de forma voluntaria; es una tradición que se mantiene', comentó.
Aunque tradicionalmente en 'la preba' compiten los vecinos de Apiao y Caguach, en esta versión también lo hicieron representantes de la isla Meulín y del sector castreño de Nercón. En total fueron 160 hombres que lucharon por su comunidad, por sus familias, por mantener la tradición, pero principalmente por su fe. J