¿A la marcha o al mall?
En las redes sociales muchos han evaluado con fastidio y desaire la marcha del pasado jueves 21 de agosto convocada por la Aces y Confech. Sus argumentos esgrimen a la pereza de los estudiantes que la utilizan como justificativo para no ir a clases y evitar así los curriculum formales del aprendizaje. La televisión corrobora su tesis al mostrar el caos y la destrucción a la propiedad que causan estos estudiantes que no estudian.
En la antigua Grecia la vida pública estaba constituida en el ágora; el lugar de las dinámicas discursivas; del encuentro, de la construcción de una voluntad general entre iguales. Los últimos vestigios de esta noción de espacio público emergen hoy como una respuesta de las movilizaciones sociales frente a lo que un grupo de personas determina como injusto. Con el advenimiento de la democracia liberal la vida pública y social se ha reducido al concepto de mall, en donde todo se tiene que comprar y vender. De forma esquizofrénica la publicidad invita a consumir el espacio privado para así 'marchar' irrestrictamente de forma periódica a este lugar; emblema de la economía y del individualismo.
El empoderamiento de lo público contribuye a crear lazos de amistad y compañerismo, y por lo tanto, de aprendizaje. Los intelectuales seguirán criticando este espacio, pero más grave aún es el aprendizaje de los millones de chilenos que asisten diariamente al mall.
Alejandro Viovy Apablaza