'Nos estamos quedando sordos por ruidos de Condell'
fotos: juan jordan
Si usted vive o trabaja en Valparaíso y tiene la oportunidad de pasar por la calle Condell, le proponemos que haga el siguiente ejercicio tipo mediodía o pasadas las seis de la tarde: detenerse en cualquier parte de este sector y escuchar por uno o dos minutos el ruido ambiental. Lo que va a experimentar va a ser insoportable, tanto, que ni siquiera va a resistir 30 segundos... sino pregúntele a Ingrid Rojas, la porteña que tiene un local de medicina natural frente al Banco Estado y que por culpa de los eternos bocinazos y gritos, está 'enferma de los nervios'.
'Uf, la verdad de las cosas es que la contaminación acústica nos tiene muy mal a mí y a los demás locatarios. Realmente aquí no se puede estar, sobre todo en las horas peaks porque los bocinazos son tan tremendos, que uno llega a quedar sordo.Yo llevo siete años trabajando aquí y cada día he ido perdiendo la audición del oído izquierdo que justamente da a la calle Condell... por lo que las llamadas y todo lo tengo que escuchar con el oído derecho', manifestó la mujer.
Al lado, en el segundo piso, se encuentra Francisco Ramírez de 'Internet Sonic', quien también se está quedando sordo con el paso del tiempo.
'Más que nada, lo que nos afecta, es la indiferencia de las autoridades por solucionar el problema. Es una falta de respeto que hay por las demás personas, lo principal es la ausencia de fiscalizadores porque está prohibido tocar la bocina, es una falta (por ley sólo se puede tocar en caso de accidente no para saludar ni presionar) pero aquí se manejan a puros gritos y bocinazos y nosotros debemos escuchar estos ruidos a diario. Hay una línea continua en el medio que no se respeta y a veces hay una guerra de bocinazos y eso afecta a los nervios, sobre todo a uno que trabaja con público porque de repente estamos medios alterados y sordos', expresó el porteño.
En este sentido, Ingrid Rojas apunta que todo iba mejor cuando tenían un carabinero dirigiendo el tránsito. 'Ahí con él, al menos los conductores andaban con más cuidado, las micros no se subían a las veredas para adelantar y los bocinazos eran menos, pero ahora... los ruidos son de nunca acabar y nos vamos quedando sordos y tensos', expuso.
Los locatarios han intentado dialogar con los conductores, pero de vuelta reciben un rosario invertido.
'Esto es algo que no se puede convivir porque una queda nerviosa y atender el público nos trae malos momentos porque es una cosa terrible. Uno incluso les ha dicho amablemente que por favor no toquen más las bocinas, que no griten, pero olvídate... nos suben y bajan a garabatos', lamenta Paola Miranda del 'Comercial León'.
A la señora Rojas también la han 'empapelado' a groserías.
'He intentado acercarme a la buena, casi suplicando que se dejen de gritar y tocar las bocinas, pero no hacen caso y a uno le sacan la madre, la abuelita, los tíos, todos los parientes', enfatizó.
Viviana Venegas, del local de ropa 'Karden's', también la sufre con tanto ruido ambiental. 'Este es un problema de todos los días desde que comienza el tráfico y es tan estresante el ruido de las bocinas y los gritos, que una queda muy mal y agotada al final de la jornada. Si incluso para los clientes que entran y salen es molesto, cuánto más para los que trabajamos entre 8 y 8 horas y media diariamente. Realmente debería haber un carabinero controlando y fiscalizando porque sino todos vamos a quedar con sorderas en distintos niveles', comentó la porteña.
Los ruidos molestos en calle Condell son una situación que puede comprobarse a cualquier hora del día. El grado de contaminación acústico es tal que incluso se hace imposible tener una conversación por celular.
'Hay que estar gritando y pidiéndole a los clientes que nos repitan hasta unas tres veces qué es lo que quieren porque ya nos estamos quedando sordos... esta es una realidad de Valparaíso y nadie se hace cargo. Le he escrito cartas a todos para que hagan algo, pero no pasa nada... capaz tampoco pueden escuchar bien', ironizó Ingrid Rojas.
Al respecto, la seremi de Salud informó que con la nueva institucionalidad ambiental, ellos como entidad sólo acogen las denuncias para luego oficiarlas directamente a la Superintendencia de Medio Ambiente, ya que 'el ruido es materia de su competencia a través de la Norma de Emisiones'.
Así, la Superintendencia se hace cargo de la Norma de Emisiones que define como contaminante: 'Todo elemento, compuesto, sustancia, derivado químico o biológico, energía, radiación, vibración, ruido, o una combinación de ellos, cuya presencia en el ambiente, en ciertos niveles, concentraciones o períodos de tiempo pueda constituir un riesgo a la salud de las personas, a la calidad de vida de la población, a la preservación de la naturaleza o a la conservación del patrimonio ambiental'.
Mientras tanto, los locatarios se las tienen que arreglar para no estresarse con este eterno problema usando tapones o bien, dedicarse por largos minutos a apretar las famosas pelotas de relajación. J