Instalación oportunista
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En la sala El Farol de la Universidad de Valparaíso se presenta una muestra denominada 4000. El asunto tiene que ver con los casi 4.000 casos de niños que han sufrido algún daño causada por ataques de mayores tanto en su trato, convivencia, relaciones o simplemente abusos y maltratos reiterados. El autor cuenta con el apoyo de una organización dedicada al tema. Una ONG que ha asumido la misión de ir en apoyo de los menores que sufren distintos casos de vejámenes.
Tan loable iniciativa merecía una mejor proposición. No es el primer caso en que algunos artistas con el pretexto de apoyar causas muy justas y cruzadas en defensa de los más desvalidos, se valen de esas situaciones para mostrar propuestas. En este caso el expositor Christián Carrillo ha organizado un montaje en el piso de la sala y en muros, contando con el apoyo de algunas fotografías.
Para el montaje ha utilizado principalmente juguetes y otros elementos a los que ha saturado de pintura, especialmente pintura negra. Lo mismo en el muro donde se repite en contenido del piso. El montaje aparte de utilizar elementos precarios y en muy malas condiciones es un desordenado conjunto que más que impactar representa una incoherencia estética. Ello porque se presenta como una obra de arte y la obra de arte independiente de su contenido tiene que cumplir con ciertos parámetros que en este caso no se dan. El montaje es francamente malo.
Con el pretexto de los derechos de los niños, de los damnificados, de los pobres o de los perseguidos se ganan concursos, se obtienen espacios o cierta figuración que de otro modo por el solo hecho de mostrar sus obras no lo conseguirían. Eso les hace actuar a algunos artistas en forma oportunista ganando una notoriedad por la motivación y no por las obras mismas, que es lo que en definitiva se analiza en una exposición.