Simboligia Geométrica
juan jordan
En la sala Viña del Mar expone un pintor cuya expresión viene manifestándose en la misma forma desde la década de los cincuenta cuando se inició en el arte. Su persistencia obedece a su fidelidad a una propuesta que propugnaron algunos artistas vinculados a la geometría plástica que en nuestro país se canalizó por medio del 'Grupo Rectángulo' y luego en el movimiento 'Forma y espacio'. Vinculado a ese grupo se desarrolla el trabajo de Oscar Guillermo Brozález, el pintor de la sala viñamarina.
Su muestra es abundante en temas donde lo vernácular y lo popular se unen en motivos que tiene que ver con fiestas y costumbre populares y es en eso donde los temas se repiten como variaciones de una misma escena. Pero eso sería lo de menos. El recurrir a un mismo motivo no constituye necesariamente en una ausencia de temas, sino que lo más notorio radica en su mal oficio y que ha sido una constante en toda su trayectoria.
Una de las cualidades que debe mostrar la pintura de corte geométrico es la pulcritud en la ejecución. Trazos precisos, formas delimitadas, cortes de terminaciones exactas y un buen rigor en los límites. En cambio Brozález emplea una fórmula muy repetida. Planos cortos y horizontales de fondo. Figuras y motivos en los centros, especialmente grupos de bailarines de cueca o conjuntos de músicos. Quiere imitar algo del cubismo histórico pero le resulta algo muy provinciano.
Pese a los años de oficio, un oficio no resuelto, cae en un formulismo reiterativo y en un exceso de geometrización que no pasa a ser una fórmula repetida sin que aparezca una evolución en el tiempo. Parece que el pintor se quedó en las tendencias geometrizantes de los años ´50 y ´60 y que aparecieron como antagónicas de la abstracción, en la que muchos al igual que él, perdieron su identidad personal para asumir un concepto arcaico y reaccionario y sobre todo en su caso mal resuelto como oficio.