Homenaje a los jóvenes voluntarios
El paisaje de mi gran Valparaíso se ha convertido en un ejército de voluntarios y voluntarias especialmente jóvenes, que en caravana suben y bajan de los cerros siniestrados, se sientan en las veredas compartiendo colaciones, un pucho y esa sana y espontánea alegría. A los sesentones nos quiebra el alma y se nos anuda el corazón con tanta manifestación de solidaridad y fraternidad. Los hay de la comuna, de las vecinas, de Santiago y tantas más. Los he visto trabajar como hormigas organizadas, con las manos rotas, tiznadas y sudadas; irradian gozo por su compromiso y una hermandad que les ilumina la mirada. Hace algunos años eran los que llamábamos "los que no estaban ni ahí" ahora están para quedarse, para hacerse presente. Somos una patria que se ilumina con el rescate de principios y valores que ya creíamos perdidos, pero no, en los jóvenes solo estaban dormidos. Que grandioso milagro de semana santa a partir del sufrimiento, como en la cruz. Ya se habían despercudido y habían alzado su voz en los movimientos estudiantiles del 2006 y 2011, marcharon, gritaron, hasta que los escucharon. Ensancharon su corazón, se cultivaron, preguntaron y escucharon el clamor de yo interior que le decía "esto está mal, algo me acongoja y me corroe el alma". En los campos calcinados dejan sonar sus palas, descansan con ellas como sujetos en una columna, la llevan a diario, son su arma, su amiga y testigo de su entrega o porque no decirlo, testigo de un nuevo amigo o amiga, o amor caleteado en el trabajo. A lo mejor nunca habían tomado una, pero sienten la necesidad íntima de estar ahí, de ser protagonista, de ser útil o simplemente de compartir la aventura de ser solidario(a). Al conversa saben de lo que están haciendo, saben de justicia, saben del fondo de la pobreza, saben de los dos chile, saben de la marginación y segregación, por tanto saben del que sufre por ser marginal y olvidado, saben que los chilenos somos todos iguales en derechos, saben de los grandes cambios en que deben involucrarse, saben que la pala tiene que zanjar más hondo, sacar raíces de inhumanidad, extraer los orígenes de la desigualdad. Con la pala descubrirán el Chile que debemos construir, con la pala construirán las bases de una sociedad mas justa.
Jorge Lindemann