Mi nombre es... stefan kramer
a sólo días del estreno de su nueva película , "ciudadano kramer" (5 de diciembre), el inigualable imitador repasa con el rayo algunos de sus temas fundamentales.
"Ahí estoy cagao, en eso de separar mi vida personal del trabajo. Me da lata cuando voy a votar y el notero me dice: Imite. Voy pensando en que será así. La última vez que fui a votar, desperté angustiado. En la tele decían: Estamos esperándolo, que venga. Y de repente voy pa allá y viene un periodista y me dice: ¿Y cómo lo haría Longueira? ¿Y Paulsen? Y a veces se siente raro si no sales del paso. Voy allá y están en vivo y Fernando Paulsen está en el estudio, esperando que lo haga. Tienes que zafar para no quedar como alguien que no le gusta hacer imitaciones, pero es difícil. Preferiría ir a votar piola".
"La anterior película era como de tele versus personajes. Yo no la considero una película política. Yo a todos mis personajes los veo por igual, porque hago un trabajo de personalidades. Por ejemplo, ahí se ve a Camilo Escalona y Carlos Larraín, que juntos son bien divertidos. Cuando los observé para imitarlos los situé en el centro, en la postura de no cambiar mucho las cosas. Por eso planean mantener todo igual desde un piso del Costanera".
"Es difícil superar la taquilla de la anterior película (más de dos millones de espectadores). Se está haciendo todo lo posible. Yo suelto esto a las manos del destino. No me psicoseo con la cantidad de espectadores. Me voy enterando, pero eso le queda a Fox. Uno le puede ir poniendo más punch mientras esté en cartelera, la idea no es perder más presencia en el cine".
"Son más efervescentes que otros personajes. Lo disfrutan ellos, los periodistas, y la gente. Lo veo como una oportunidad de suavizar a estos personajes: en caricatura, personificados, se ven livianos. Creo que a ellos les sirve para que los cachen. No é si todo el mundo conoce a Carlos Larraín. No creo que todos estén pendientes de lo políticos para pescarlos tanto.
Miedo a ser fome
Cuando alguien encuentra algo fome. Trato de no ver Twitter, porque es super descarnado. Creo que cualquier famosillo que mira un rato Twitter termina achacado con un par de comentarios. Igual es bueno, porque cuando pasa eso aterrizo, me tiro un piquero en la piscina y me paseo por la casa. Te aterrizan las cosas malas".
"Cuando Zalaquett le estaba hablando a la cámara y les decía que se retiraba de la política, yo miraba y estaban todos tuiteando, muertos de la risa. Igual es divertido. No sé si eso me genera un sentimiento de pena. Soy bueno para reírme y malo para ser grave. Cuando me meto en la pata de los caballos es por eso. Cuando debo reírme, me rio, no le pongo atados a eso".