Como pecas, pagas
En el sur del país, un marido le encaró una infidelidad a su esposa y para "reparar el daño moral", le exigió $ 24.000.000. Ella inocentemente aceptó girar los cheques para evitar la vergüenza de un divorcio culposo y tener que pagar esa misma cifra, pero ordenada por algún tribunal. La ingenuidad de la mujer partió por el hecho que él no tenía cómo acreditar el adulterio, además creerle a ciegas y no informarse que definitivamente no corresponde solicitar ni conceder reparación de un aparente daño moral provocado por infidelidades. El adulterio no es un hecho ilícito civil ni puede encuadrarse bajo los parámetros de la responsabilidad civil extracontractual. Al final, pagó 5 millones, por ingenua, no por infiel. O "como pecas, pagas".