"Todo se lo debo a ella". Con esta frase un emocionado Elías Figueroa reafirmó el amor que siente hacia su mujer Marcela Küpfer frente a Dios en la segunda boda que tiene la pareja tras cumplir 50 años de casados.
En la misma parroquia donde dieron el sí por primera vez, a la misma hora y el mismo día de la semana, la pareja contrajo nupcias por segunda vez, pero en esta oportunidad acompañados de unas 150 personas entre sus familiares y amigos más cercanos.
A las 18.00 horas estaba programada la cita, sin embargo, Marcela, como toda novia se hizo esperar unos 20 minutos y dio vueltas por la ciudad en un flamante auto blanco acompañada de su hijo Ricardo y su nieto Mauricio que las oficiaba de chofer, en tanto que a don Elías lo acompañaba su hija Marcela en la puerta de la iglesia recibiendo a los invitados y a los curiosos que llegaron a fotografiarse con el ex futbolista.
ansioso
Minutos antes que llegara su mujer, don Elías reconoció que estaba ansioso pero feliz de estar acompañado de toda su familia a diferencia de la primera boda donde los acompañaron sólo sus padres.
"Hace cincuenta años, este mismo día miércoles y a esta misma hora estaba aquí mismo, pero esa vez la novia no se demoró tanto, ¡llegó primero que yo!", dijo entre risas, pero luego en tono más serio señaló: "tengo una grata sensación. Como dijo el poeta, miro hacia atrás y creo que hice camino al andar porque veo a mis hijos grandes, tantas cosas bonitas con mi señora, son cincuenta años juntos, lo que tampoco es común. Estoy ansioso y feliz porque estoy con mis hijos, nietos, bisnieto, porque cuando me casé por primera vez no había nadie", dijo minutos antes de entrar a la iglesia.
Ya en la boda, Elías Figueroa no perdió la oportunidad de agradecerle por todos estos años a su mujer. Habló entre lágrimas y con la voz contada, ella hizo lo propio, le dijo que era el amor de su vida y que lo será por siempre. Hablaron sus hijos Marcela y Ricardo quienes les agradecieron los cuidados, el infinito amor que les entregaron y su nieto Mauricio que lleva dos años de casado, pero que sueña con llegar al altar con su mujer 48 años más.