Video con evidencias de sexo con muñecas enfureció a quilpueínos
Jóvenes que escalaban cerro en el El Retiro, Quilpué, se encontraron con dos muñecas perforadas en sus genitales, un espejo roto y preservativos. Especialistas hablan de fetichismo, masoquismo y hasta de pedofilia en sus protagonistas.
Felipe Hidalgo y un par de amigos fue a buscar cuarzo al cerro y hacer un recuento de microbasurales cuando se encontró con una escena sacada de una serie policial.
Lejos de la ciudad, en las alturas de Quilpué, sector de El Retiro, los tres amigos hallaron un par de muñecas perforadas en sus genitales, un espejo tamaño corporal roto y evidencias de fluidos corporales que daban cuenta de una escena sexual donde el fetichismo y/o pedofilia sería el protagonista.
Hasta ahora nadie sabe el paradero del o los autores de semejante episodio, que sin ser un delito, causó reprobación en los cientos de usuarios de Facebook que han comentado y compartido el video que se extiende por poco más de 3 minutos.
"¡Que asco!, la gente enfermaaaa...", "Cuiden a sus hijas porfavor no las descuiden", "Que brígido todo", "Quizás en mi cerro también puedo encontrar algo como esto, quizás no, pero el temor siempre está", opinaron algunos cibernautas sobre el video.
Alertó a carabineros
Felipe, el quilpueino que grabó y narró los hechos del mencionado video, contó que el hallazgo fue el lunes recién pasado y tras descender del cerro habló con un carabinero para alertar sobre el caso.
"Le comenté que tenía evidencias y me interesaba que en su labor preventiva se acercaran a la comunidad para abordar la situación (...) lo mismo hice con la Fiscalía, pues al existir fluidos, o directamente semen con restos de sangre, podrían ordenar análisis para saber si hay un menor involucrado, pero tomaron mis datos y me dijeron que llamarían. Aún no lo hacen", sostuvo Hidalgo.
PEdofilia, fetichismo
"Generalmente la muñeca funciona como un objeto de exploración en la transición hacia una sexualidad adulta (en la etapa adolescente) que logre incluir a otro sujeto en el encuentro sexual, con las ansiedades y temores que esto despierta -a no gustar, a no poder, a ser juzgado- y la ansiedad se calma al tener el control sobre el objeto (la muñeca)", explica en primer orden Eileen Burgos, sicóloga, terapeuta sexual y panelista de radio La Clave.
"Como en el video analizado no se usan muñecas inflables (que tienen cuerpo de mujer), sino que los objetos son muñecas infantiles con ropas de princesas; es altamente probable que estemos frente a pedófilo(s), masoquista (hay palos) y fetichista, por el uso de espejos y ropa de princesas. Se debe hacer hincapié en que la pedofilia es una forma de parafilia y como provoca daño a terceros se considera un trastorno que se caracteriza por la presencia de fantasías, impulsos o comportamientos sexualmente excitantes recurrentes e intensos relacionados con los niños (por lo general hasta los 13 años de edad)", argumenta la experta.
"Volviendo al uso de muñecas, esto tiene que ver con una cuestión narcisista de darse placer y nada más, de satisfacer una necesidad orgásmica sin conectarse con otra persona. El hombre cree que puede de esta manera cumplir sus deseos y tener a la mujer ideal que no le pide nada a cambio, sin embargo, esta fantasía puede dejarle el gran vacío (...) muchos hombres tienen problemas y no consultan a un profesional"", manifestó la sicóloga y terapeuta.
Christian Haring, siquiatra y subdirector del Hospital Siquiátrico El Salvador de Valparaíso, coincidió con la profesional de la sicología explicando que quien o quienes estuvieron en la escena del cerro con las muñecas tendrían un perfil fetichista.
"Básicamente es que lo sexual en vez de girar hacia otra persona se reemplaza hacia objeto inanimado, que es el principal amado (...) el DSM ( Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders), clasifica al fetichismo como enfermedad siempre y cuando sea una conducta recurrente durante al menos seis meses, necesaria para la excitación sexual y que afecte la vida social o laboral del sujeto. En el caso de que ésta no afecte la vida social o laboral del paciente, se considera simplemente como una manifestación de su sexualidad", acotó Haring.