Carla Olivares Rojas
"No quiero ser un número más". Eso fue lo que llevó a Stefanie Silva a dar a conocer su dramático caso de violencia intrafamiliar, que decidió hacer público tras una serie de amenazas de muerte, agresiones en la calle, llamados telefónicos y peticiones de ayuda a gritos sin que nadie la escuche.
La mujer, de 34 años y madre de dos niñitas de 3 y 5, comenzó una relación el año 2008 con F.S.C., con quien contrajo matrimonio el 2015. Asegura que él siempre fue agresivo, que partió destruyendo un celular y terminó rompiendo lo que pillaba en su casa. Hasta entonces, a ella no le pegaba, salvo un par de veces que le levantó la mano.
El 21 de abril de 2017 se produjo el quiebre definitivo, puesto que la relación estaba muy desgastada y la violencia aumentaba cada día más. Pese a que al principio de la separación no hubo mayores problemas, su obsesión por su mujer fue más fuerte, al punto de no ver a sus hijas para que así Stefanie no tuviera tiempo libre.
Celos descontrolados
Así comenzó una escalada de violencia producto de los celos. F.S.C. creía que ella era amante de todos los contactos de su celular y hasta se dio el trabajo de llamar uno por uno para amenazarlos.
"Él siempre ha sido muy obsesivo conmigo, él puede tener pareja, y la tiene, pero yo no puedo tener a nadie. Yo a mitad de año me titulé de profesora de Matemáticas, hice reemplazos y a la vez trabajaba de Uber para tener sustento para nosotras. En noviembre dejó ver a las niñas y traté de regularizar las visitas, fui a mediación y en medio de la cita se levantó y se fue. Esperé un rato por temor a que me estuviera esperando afuera y me fui; cuando fui a subirme al colectivo me tomó por detrás, me dejó morada, me cortó la cartera y cuando se dio cuenta de que el chofer y los pasajeros se iban a bajar, arrancó. Más tarde me llamó de un número desconocido y con muchos garabatos me dijo que me iba a matar a mí, a las niñas y que se mataría él", relató la mujer.
Dos días después consiguió una medida de protección, pero los acosos y las llamadas no terminaron. El día 6 de febrero él ingresó al domicilio a las 07.00 de la mañana y la despertó con un cuchillo en el cuello, la volvió a amenazar y le puso una almohada en la cara para asfixiarla; sin embargo, ella logró escabullirse y despertar a sus hijas, lo que consiguió que él depusiera su actitud. Ahí decidió que era tiempo de arrancar con sus niñas.
De un lado a otro
Ha hecho denuncias en Carabineros y en la fiscalía, pero no ha logrado resolver nada; les ha dado la dirección de donde él se encuentra, ha ido ella a buscarlo con Carabineros, pero la respuesta siempre es la misma: "no podemos hacer nada".
Pero el viernes en la tarde todo se puso más violento, pues él se enteró donde se escondía y fue a buscarla. Como no pudo ingresar a la casa de la amiga de Stefanie que las acoge, apedreó la vivienda y, no contento con eso, con un martillo destruyó los vidrios del auto, que es lo que a ella le permite alimentar a sus hijas.
"Fue horrible, yo aguanté todo porque pensé que me quería y no podía abrir los ojos porque él me alejó de todos. Pensamos con mi amiga que la única forma de alejarlo era haciéndolo público y hasta ahora ha resultado. Desde entonces no ha llamado y por lo que sé anda en la calle encapuchado y acompañado; de seguro lo tienen amenazado, pero yo tampoco quiero que le hagan algo, no quiero que le peguen, quiero que la justicia funcione y que si tiene que estar lejos de mí, se aleje, y si se tiene que hacer un tratamiento sicológico, que se lo haga, nada más. Yo decidí que no quiero ser un número más", señaló.
Ahora Stefanie Silva espera conseguir ayuda para poder arreglar su automóvil y seguir trabajando.