A 25 años: cronología de la última noche de la Divine
Pasadas las 3 de la madrugada del sábado 4 de septiembre, un antiguo inmueble de calle Chacabuco en El Almendral comenzó a arder violentamente y murieron 16 personas. Pocos sabían que ahí funcionaba una disco gay.
Corría el año '90; en Chile la democracia se sentía como una leve brisa y en Valparaíso, un veinteañero Alejandro Cid, debutaba con su personaje Dominique. Pronto empezó a brillar en la noche porteña y en una nueva discoteque: la Divine. Sus dueños, Nelson Arellano y Arturo Masafierro, habían llegado con la idea desde Europa y pensaban que el mejor lugar para abrir un espacio a la diversidad sexual, con mucho glamour, brillos y música era el Puerto.
Dominique compartió espacio con otros transformistas. Ensayaban durante la semana y se hacían sus propios trajes. El centro de eventos contaba con camarines, amplificación profesional y un escenario para dar rienda suelta a su arte. Sara Montiel y otras divas españolas, se paseaban por el viejo edificio de calle Chacabuco (entre Morris y Uruguay), divirtiendo y sacando aplausos.
Hasta la Divine llegaban personas de todos lados. Alejandro Cid recuerda que iban jóvenes, viejos, con plata y otros más humildes. Algunos dicen que conocidos profesionales, hasta funcionarios bien ubicados de las Fuerzas Armadas. Pero pocos reconocían que iban. En esa época se hablaba de un submundo gay y la homofobia imperaba.
Lugar de reunión
"Hacíamos como una varieté de los años '40 en España, con obertura y cuadro final. Era súper profesional. Dejé de trabajar con ellos en febrero del '93, pero los seguí viendo. De hecho, la última vez que actué ahí fue el 15 de agosto, para el aniversario de la discoteque", recuerda hoy Alejandro Cid. Y agrega: "Era como una casa antigua sin muebles, llegabas al segundo piso donde había un salón gigante de baile, el escenario estaba hacia la calle y al lado los camarines, donde había un balcón. El tercer piso había sido inaugurado el 15 de agosto, tenía baños grandes, camarines, guardarropía, dos barras, sala de música, buen equipo de luces. En esa época era el único lugar de encuentro para las minorías sexuales de la región. Los jueves empezamos a hacer fiestas más alternativas entonces también iban heterosexuales que simpatizaban con la minoría".
La transformista Tina de Val, hoy en Iquique, solía ir a la Divine, aunque ella trabajaba en la boite Capri. Ella tiene grabados en su memoria los detalles de la disco. "Su entrada era con una escalera muy alta y larga y en el descanso, al final, se cobraba la entrada. Luego se pasaba por una cortina a mano izquierda al salón principal. El ambiente era grato, la gente de esa época era muy chic y había música más bailable".
El fuego
Pero después del exitoso aniversario, al que llegaron cerca de 400 personas, la historia luminosa de la Divine cambiaría trágicamente. El peluquero viñamarino Alfredo Cartier estaba ahí la trágica noche del viernes 3 de septiembre. Cuenta que aunque se sentía cansado pasó a saludar a los dueños, que eran sus amigos. Además solía peinar y maquillar a los transformistas. Al llegar se quedó en la mampara conversando con Nelson y cuando comenzó el show subieron; mientras Arturo, el otro dueño, y su pareja de ese entonces, estaban en la caja.
"Recuerdo que 'Sasha' estaba haciendo un show de la Rocío Jurado. De repente me inclino a mirar hacia la entrada, veo hacia abajo y la puerta está toda iluminada, era como un brillo, un destello. Entonces Arturo y su pareja gritan muy fuerte '¡fuego!'. Se veía como un gran soplete y se enciende toda la puerta. Nelson quiso tomar el extintor, pero ya no valía la pena. La escalera, que habían alfombrado recién para el aniversario, ardía, entonces era muy peligroso bajar. Le dije 'vamos a abrir la otra puerta'. Cruzamos toda la pista, llegamos al fondo, bajamos la escala y ahí se encontraba la salida de escape. Me acuerdo que colgaba una ampolleta que iluminaba todo", narra Alfredo.
El fuego consumió rápidamente el inmueble y pasadas las tres de la mañana del sábado 4 de septiembre sonaron las alarmas de bomberos y la paila resonó por todo Valparaíso.
"Esa noche yo estaba ejerciendo el comercio sexual cerca de ahí, en la esquina de Morris con Chacabuco. Habíamos varias. Desde afuera se veía cuando partieron las llamas, la gente empezó a gritar y algunas compañeras y transformistas se lanzaron al suelo y quedaron botadas en el cemento. Fue algo trágico, impactante, hasta el día de hoy lo recuerdo. Era como si hubieran puesto una bomba, fue terrible", cuenta la actual concejala Zuliana Araya, quien fue reina de la disco gay.
A pocas cuadras de ahí, en Uruguay, al lado del Teatro Municipal, vivía Pierino Bavestrello. En ese entonces era el tercer comandante del Cuerpo de Bomberos de Valparaíso. "Tenía radio y cuando sentí el llamado me asomé. No alcanzaba a verlo perfectamente, pero sí vi el tremendo resplandor. Inmediatamente me vestí con la ropa de bombero que tenía en la casa y salí corriendo. Llegué casi junto con los primeros carros. Lo primero que hicimos fue entrar por la escala, donde se suponía habían tirado un artefacto incendiario. Pero eso nunca fue así, porque ingresamos y llegamos a la entrada del segundo piso con chorro. Pero el fuego y el humo eran tan violentos que tuvimos que retirarnos y hacer un ataque defensivo, de afuera hacia adentro".
Mientras, muchos hacían intentos infructuosos de arrancar. Alejandro Cid supo después que la puerta de emergencia estaba tapada con sillas y en la desesperación, varios empezaron a subirse unos sobre otros para salir por una ventana pequeña ubicada en la parte superior.
Pero la memoria de Alfredo Cartier tiene grabada otra escena. "A mí me pareció muy raro que cuando se empezó a quemar la puerta y luego la escalera, en la disco había luz. Cuando bajamos por la vía de escape la ampolleta estaba encendida. Mientras arrancábamos tomé a un amigo y le dije que me siguiera. Las llamas avanzaban como agua, el fuego agarró la cortina, la alfombra. Muchos nos siguieron, pero Nelson tenía un manojo de llaves y tenía que agarrar la del candado de la puerta. Mientras, las personas se empezaron a acumular detrás de nosotros. Nos presionaban y yo no daba más, todos gritaban. Nelson soltó el candado, pero no podíamos abrir porque la puerta de dos hojas se abrían hacia adentro. Yo estaba pegado a la puerta, porque estaba todo apretado. Y ahí se cortó la luz".
Finalmente pudieron abrir una de las hojas y con la presión la derribaron. "Salí con Nelson y otros que pudieron, pero algunos quedaron atrás, como en una pared humana. Empecé a tirar, a sacar a los que podía. Bomberos no había llegado todavía. Algunos quedaron asfixiados, porque en la desesperación salían y pisaban a los otros".
En ese punto Bomberos tiene otra versión: "Los primeros bomberos de escala, que son los de las compañía de rescate, lograron abrir la puerta de escape que estaba clausurada. Por ahí sacamos a 15 ó 16 personas, que estaban bien apretujadas. Si no, hubieran muerto muchos más", asegura Bavestrello.
Tras bajar la temperatura del lugar, los voluntarios recién pudieron subir. "Hicimos un forado por la propiedad vecina e ingresamos. Pero ya no había nada que hacer con los fallecidos. Una o dos personas se lanzaron desde el segundo piso. Uno se enganchó en los cables, dio unas vueltas y luego cayó al suelo. Murió ahí mismo", se lamenta.
Sobre las causas, Bavestrello comenta que "se decía que habían tirado una molotov en la entrada, eso era difícil porque nosotros subimos por ahí y no era tal. En el lugar donde cae el líquido combustible se quema más y no había ninguna huella. El incendio se generó por un problema eléctrico, el sistema estaba muy sobrecargado. Habían cambiado los equipos, puesto más luces. Además tenía mucho cortinaje en el cielo como adorno. Era un ambiente muy saturado, de una carga de fuego muy alta. Eso hizo que fuera muy violento".
Tras controlar las llamas vino la parte más dura para los voluntarios. "Cuando logramos sacar los cuerpos estaban todos carbonizados. La gran mayoría estaba en el baño. Nos tocó sacarlos a casi todos", advierte Pierino Bavestrello, quien tras 35 años como voluntario asegura que fue "el incendio más dramático en que he participado en mi vida".
En la nebulosa
Rodrigo Quiroz era un joven intenso. A los treinta y tres años estaba a cargo del negocio familiar, una maestranza que otorgaba servicio a los buques, y el dinero que ganaba lo gastaba en pasarlo bien. Le gustaba la bohemia y siempre iba a boites y bares de distintas partes de Valparaíso. Lo que pasó la noche del incendio de la Divine aún es un misterio para él y sus familiares, quienes no saben a ciencia cierta qué pasó. La única certeza que tienen es que al día siguiente su auto apareció estacionado en calle Uruguay, con la puerta abierta y la radio instalada en su lugar. Posteriormente, en medio de los escombros, encontraron uno de sus zapatos y cuatro días después su cuerpo en el Servicio Médico Legal.
Su hermano menor, Gonzalo Quiroz, reconoce que hasta hoy no lo ha llorado. Tenía 27 cuando la desgracia llegó a su familia y como pudo se hizo cargo de los trámites. En esa época él era bombero. Su hermano había abandonado la Tercera Compañía dos meses antes.
"La noche del incendio yo me levanté y vi las llamas desde mi casa del cerro Alegre; veo que el fuego se chupa, entonces pienso qué había pasado y no bajé", cuenta Gonzalo. Pero tuvo un mal presentimiento cuando su mamá lo llamó en la mañana para preguntarle si sabía de Rodrigo porque no había llegado. Y siempre lo hacía. Luego le avisaron que habían encontrado su camioneta abandonada en calle Uruguay.
Lo último que se sabe de él es que la noche del siniestro se encontraba trabajando y a las tres de la mañana dejó a los últimos funcionarios de la empresa en la avenida Argentina. "La camioneta estaba estacionada y la radio estaba puesta, pero él siempre tenía el cuidado de sacarla para que no se la robaran. Tal vez en su instinto de bombero salió rápido y se fue a ayudar. Pero la verdad no tengo idea, tal vez fue a pasarlo bien, eso va a quedar en la nebulosa".
Al otro día
Fueron varias horas de trabajo, rescate y traslados al hospital. A las seis de la mañana todavía había movimiento; el Puerto despertaba con otra tragedia.
"Recibí la llamada con la noticia como a las cinco de la mañana y avisé a otra persona del Movilh. Juntos nos dirigimos a Valparaíso. Estuvimos ahí el sábado en la mañana. Fue impactante, todavía había humo, estaba todo en ruinas, el tránsito cortado; había mucha agua y barro. Los cuerpos los habían sacado momentos antes. Después me enteré que en el incendio murió Mauricio Errán, que era de allá de Valparaíso. Yo lo había conocido un par de años antes, tuvimos una especie de pololeo. Después fue precisamente la familia de Mauricio la que nos dio el poder para reabrir la causa", advierte Rolando Jiménez, presidente del Movilh y quien lideró la larga pelea para que se aclarara el caso.
La búsqueda de la verdad de lo ocurrido aquella noche demoró 16 años. Si bien la investigación de Bomberos siempre señaló que el fuego comenzó por un sobrecalentamiento del sistema eléctrico, los dueños de la disco y algunas organizaciones gays apoyaron convencidos la tesis del ataque homofóbico.
Alfredo Cartier recuerda que debió ir a declarar a la PDI junto a otro amigo de lo dueños de la disco. Él se salvo, pero al otro le pegaron sin razón.
"Yo anduve con angustia mucho tiempo, también miedo. Porque nos discriminaron, querían saber si éramos homosexuales, nos trataron mal, también a los dueños y eso que Arturo perdió a su pareja en el incendio", manifiesta sentado en su salón de belleza del edificio Carrusel de Viña del Mar.
La noticia recorrió todo el mundo. "Yo todavía tengo faxes de organizaciones internacionales que nos mandaban mensajes de solidaridad y condena a este acto homofóbico -por años se creyó en esa teoría-, el más importante a nivel Latinoamericano, por cómo había ocurrido, por la cantidad de muertos. Y porque después la investigación fue muy engorrosa y significó también situaciones de discriminación, apremio y estigmatización de los mismos testigos", señala Víctor Hugo Robles, más conocido como El Che de los Gays, también del Movilh.
Pero a pesar de todo el dolor que significó aquel horrible incendio, 'El Che' piensa que a la larga ayudó a que la comunidad fuera menos discriminatoria. "Yo creo que las 'locas' que murieron en la Divine son parte de ese cambio también, son parte de la contribución, por todo el dolor que implicó, por toda la tragedia, de sensibilizar a la ciudadanía, de aceptar a personas que son diferentes".
Hoy Alfredo Cartier piensa en la tragedia y siente tristeza, sin embargo también agradece, porque después de 5 años se dio cuenta que también quería ser transformista y creó a la vedette Katherine Cartier. Trabajó con Guillermo Bruce y Daniel Vilches. Ahora sólo hace eventos especiales. En las próximas Fiestas Patrias estará en una de las ramadas del Alejo Barrios. Y seguro recordará a las divas que murieron el 4 de septiembre de 1993.