Fabián San Martín D.
Con aplausos y gritos de "Nibaldo, Nibaldo" reaccionaron ayer los familiares del descuartizado profesor de Villa Alemana, al término de la audiencia en el tribunal de garantía de Valparaíso, en que se decretó la prisión preventiva de los autores del macabro crimen: la cónyuge del fallecido, la paramédico Joanna Hernández Vicuña, de 32 años; y su actual pareja, el guardia de seguridad Francisco Silva Ales, de 37.
Datos escalofriantes del accionar de ambos para llevar a cabo su maquiavélico plan se conocieron ayer en la formalización, que se realizó pasadas las 13.30 horas, ante gran expectación de medios de comunicación y familiares y amigos del querido docente.
A las 13.43 horas ingresaron los imputados a la sala, con la mirada pegada al suelo, masticando la culpa. Se mantuvieron así durante casi toda la jornada. En primer término se discutió si eran admisibles las querellas de la familia y la Intendencia, y luego el juez Fernando Vergara rechazó la solicitud de las defensas, en orden a que el tribunal se declarara incompetente, porque el delito se había cometido en Villa Alemana y no en el Puerto. Esto finalmente se zanjará mañana en una audiencia de cautela de garantías.
Luego fue el turno del fiscal José Miguel Subiabre, quien hizo un pormenorizado relato de acuerdo la confesión de la pareja y la evidencia reunida.
La trampa
Subiabre precisó que la noche del 10 de agosto -el día en que desapareció Nibaldo Villegas- "los imputados actuaron de forma premeditada y concertada para convencer, mediante actos previos, como encuentros amorosos de la imputada con el afectado Nibaldo Villegas, de los que el imputado Silva Ales estaba al tanto, para que de esa manera lograr que la víctima concurriera a su domicilio en calle Yacolén de Villa Alemana".
Para explicar este punto, exhibió mensajes de whatsapp que ella envió a cercanos en días previos al crimen, donde aseguraba que había tenido un "remember" (sexo) con Nibaldo -afirmación que molestó a su pareja en su asiento- y que existían planes de reconciliación. Pero todo era parte de un oscuro plan para asesinarlo, urdido desde julio pasado.
Con la promesa de un nuevo encuentro íntimo, ella quedó de visitar a Nibaldo en su hogar. Para que su familia no le reprochara que tuviera encuentros amorosos con su ex -a la que rechazaban porque ella le fue infiel-, el docente dijo que esa noche iba a una reunión de amigos.
Peritajes al teléfono de los imputados los sitúan en el domicilio del occiso. No está claro aún cómo lo sometieron, pero se estima que lo drogaron para que se durmiera, situación que todavía es examinada en su sangre.
"A las 23.50 horas los imputados inmovilizaron al afectado y le asestaron golpes cortopunzantes en la zona torácica que le ocasionaron la muerte. Para ocultar los efectos del delito y evitar su descubrimiento, ambos desmembraron a la víctima y lo esparcieron en diferentes lugares", dijo el abogado, que le exhibió al juez dos fotografías que, en un acto macabro, Johanna le tomó cerca de la medianoche a su marido, cuando estaba sin vida tendido en la cama. La mujer eliminó las dos imágenes, las que posteriormente fueron recuperadas por la PDI.
EN SU propia cama
El descuartizamiento se llevó a cabo en la cama del dormitorio de la víctima donde, aprovechando sus conocimientos de paramédicos, los imputados emplearon herramientas caseras manuales. Aunque no se mencionó, se estima usaron un serrucho carpintero y una sierra para cercenar las extremidades superiores y la cabeza.
Tras limpiar el sitio del suceso, dieron vuelta el colchón manchado con sangre y el cuerpo desmembrado lo subieron al automóvil de Francisco Silva. A las 03.00 de la madrugada del 11 de agosto llegaron hasta la sucursal del BancoEstado de calle Freire, en Belloto, donde él se bajó para girar $35.000 de una tarjeta de débito del fallecido, cuyas claves obtuvo previamente Johanna.
Para despistar a la policía, Francisco vestía la chaqueta de la víctima y quiso ocultar su rostro, que de todas formas quedó registrado por las cámaras de la entidad bancaria.
Con la plata compraron cigarrillos en una estación de servicio y luego enfilaron en el vehículo por el Troncal Sur, Las Palmas, La Pólvora y Laguna Verde hasta playa Las Docas. Todo el trayecto quedó registrado en la pericia de georeferenciación a los celulares de los inculpados.
Regresaron...
En unas quebradas abandonaron el cuerpo y regresaron a su vida normal, pero ante el revuelo causado en la comunidad por la desaparición del docente, la noche del martes 14 de agosto volvieron a Las Docas, esta vez en otro vehículo de un familiar de Francisco, para diseccionar nuevamente los restos (las extremidades inferiores). También destruyeron evidencia, como las armas cortopunzantes usadas, y lanzaron restos óseos al mar, en playa El Encanto.
Este segundo vehículo ya fue periciado por la PDI y hallaron restos biológicos y sanguíneos de la víctima, levantadas también en el colchón donde fue el desmembramiento.
Por las marejadas y corrientes, el torso apareció el 15 de agosto en el muelle Prat. Según el informe de autopsia, tenía múltiples heridas cortopunzantes, una vital en el hemitórax de 4x4 centímetros de ancho y 6,8 centímetros de profundidad. La data de muerte fue de 2 a 5 días.
La pareja fue formalizada por el delito de parricidio y uso malicioso de tarjetas de crédito. Por considerarlos un peligro para la sociedad (Francisco registra una condena por hurto en 2014) y la gravedad de la pena asignada, la Fiscalía pidió la prisión preventiva.
Quiebre en la pareja
La defensora penal María José Mancilla no cuestionó la participación de su clienta Johanna Hernández en el delito, pero aseguró que ella tuvo "circunstancias de coacción por parte del coimputado que deberán ser aclaradas por la investigación, que dice relación con los motivos que la llevaron a tener esta conducta". Es decir, que Francisco la presionó para cometer el asesinato en contra de su voluntad.
Añadió que le favorecen dos atenuantes: irreprochable conducta anterior y colaboración en el esclarecimiento de los hechos al entregar la ubicación de las partes del cuerpo, lo que le permitirá a futuro cumplir una eventual condena en libertad. Pidió quedara con arresto domiciliario.
El defensor penal Hugo Leal, abogado de Francisco Silva, también arguyó que su cliente ha colaborado en la causa y requirió quedara con arresto en su hogar y arraigo nacional.
Por la gravedad del delito y la alarma pública creada, el juez Fernando Vergara los dejó en prisión preventiva durante los 120 días de la investigación. Estarán recluidos en un módulo de seguridad del complejo penitenciario de Valparaíso y no en la cárcel de Limache, como solicitaron las defensas de los inculpados, que se retiraron entre insultos de la audiencia, que exigía la máxima pena para ambos.