Guillermo Ávila N.
¿Se imagina que la potencia de mil millones de bombas atómicas de Hiroshima y una masa diez mil veces mayor a la población humana se desencadenara contra la Tierra? Pues eso ya ocurrió. Hace 65 millones de años. El peligro que vino del cielo: un asteroide de entre 10 y 14 kilómetros de diámetro impactó sobre el Golfo de México, en el sector donde hoy se ubica la península de Yucatán.
En esa ocasión, de acuerdo a un informe publicado por científicos en la revista Science en 2010, el gigantesco bólido -del tamaño de la isla de Manhattan- puso fin a buena parte de la flora y fauna, y también a los dinosaurios. La destrucción se cuantificó en 75% de las especies de animales y plantas de la superficie del planeta y el 50% de las especies marinas. De allí que nada sea descartable. La interrogante siempre está -y estará- latente.
Sin ir más lejos, en abril del año pasado, la NASA puso a mirar hacia las estrellas a medio Planeta: un asteroide de unos 650 metros "visitó", a una distancia de 1,8 millones de kilómetros en su máximo acercamiento, a la Tierra. Aproximación en términos astronómicos "muy cercana", pero que finalmente no revistió posibilidad alguna de colisión.
Una "visita" que incluso pudo apreciarse con telescopios pequeños. Y es que observar al detalle al asteroide denominado 2014 JO25 -descubierto en mayo de 2014 por astrónomos del observatorio Catalina Sky Survey, cerca de Tucson (Arizona, EE.UU.)- se trató de una experiencia inédita para los devotos del espacio.
Evento de peso
Este 30 de junio será una fecha especial: se conmemora en todo el mundo el 'Día del Asteroide', jornada que busca crear conciencia sobre el potencial peligro de la caída de alguno de estos objetos a la Tierra. Por eso el llamado a los gobiernos, instituciones y particulares interesados, a financiar proyectos de defensa planetaria.
Este año, el Núcleo Milenio de Formación Planetaria se unirá a este evento internacional. Para ello realizará un taller sobre detección ciudadana de asteroides en el campus Reñaca de la Universidad de Valparaíso. Amelia Bayo es voz autorizada en esta apasionante temática. Como directora del Núcleo Milenio de Formación Planetaria, "la ciencia ciudadana en general es tremendamente importante ya que acerca el mundo científico a la sociedad". A su juicio, es relevante: "Empodera a esta última a aplicar el método científico en sus vidas, a ser escéptico, a buscar fuentes confiables de información".
Mitos y realidades
En el mundo son pocos. Los llaman "cazadores de meteoritos". Hallar alguna piedra caída del cielo es parte de su ADN. Jorge Adrián Monsalve es uno de esos pocos "cazadores de meteoritos" en el país. Su colección reúne a más de 200 meteoritos, que incluye uno de 4.500 millones de años lo hace ser el meteorito más grande que hay en Chile... Meteoritos recopilados de países como Marruecos, Rusia, España, Argentina. Y de otros lugares donde, a su juicio, están la mayoría de estos bólidos: desiertos del Sahara y Atacama, además de la Antártida, "difíciles de buscar por su geografía". Monsalve al tema: "El conocimiento acerca de los asteroides es clave para saber sobre nuestros orígenes. Pasado y futuro".
La NASA lo ha dicho: la Tierra es bombardeada con más de 100 toneladas de polvo y partículas del tamaño de un grano de arena. Eso sí: solo una vez cada pocos millones de años, aparece un objeto lo suficientemente grande como para amenazar aquí -nuestro planeta- a la vida.
En tanto, de vuelta a Bayo, quien también es académica del Instituto de Física y Astronomía de la Universidad de Valparaíso, existen "muchos mitos sobre 'finales del mundo'". Importante: "Que la gente pueda evaluar de forma crítica y que constaten que esas predicciones agoreras no tienen fundamento, aunque el número de asteroides sea grandísimo".
El 'Día del Asteroide' nace para aumentar la conciencia pública sobre el peligro de impacto de los asteroides y su fecha no es casual: el 30 de junio de 1908 un bólido de unos 80 metros de diámetro entró en la atmósfera terrestre y, sin impactar con la superficie, liberó en Tunguska (Rusia) una potencia equivalente a 1.800 veces la energía generada por la bomba atómica de Hiroshima. A pesar de estos antecedentes, de los enormes avances científicos, y de algunos proyectos que buscan desviar estos cuerpos, aún no existe estrategia clara para proteger a la Tierra y sus habitantes de estos impactos. Así, habrá charla sobre asteroides más capacitación en el uso de una herramienta educativa desarrollada y coordinada por el Observatorio Virtual Español.