Dos amigos mueren quemados en su pieza en el cerro Jiménez
Volcamiento de una vela o un cigarro mal apagado asoman como causas de la tragedia. Por su estado de ebriedad, las víctimas no lograron escapar. Impacto en calle Huito por el deceso de los conocidos limpiadores de autos.
Una trágica muerte encontraron ayer dos limpiadores de vehículos de la calle Huito, los que perecieron calcinados en un incendio en su domicilio del cerro Jiménez.
Pasada la 01.15 de la madrugada, el Cuerpo de Bomberos fue alertado de una casa de material ligero completamente en llamas en la calle Lorena 649, a metros de Lo Venegas.
Al lugar se dirigieron voluntarios de la 9°, 11° y 12° compañías, para enfrentar la emergencia que era combatida por vecinos del sector. Cerca de las 02.00 horas, en el proceso de extinción de las llamas, la institución confirmó la presencia de dos cadáveres en las dependencias. Peritos del DPI institucional acudieron a investigar el siniestro y, por instrucción de la fiscal de turno, Lorena Ulloa, lo propio hicieron detectives del Laboratorio de Criminalística (Lacrim) regional y la Brigada de Homicidios.
En el examen a priori realizado a los cuerpos carbonizados, se descartó en primera instancia la intervención de terceros. Averiguaciones policiales dieron cuenta de que las víctimas eran adictos al alcohol y que en la mediagua en que cohabitaban no tenían electricidad, por lo que se iluminaban con velas. El volcamiento de una de estas fuentes de calor o un cigarrillo mal apagado, se indagan como las causas para explicar la tragedia. Ambos cuerpos fueron remitidos como N.N. al Servicio Médico Legal para la autopsia, donde se espera se efectúen los exámenes de ADN que permitan identificarlos de manera científica.
Dormían en mediagua
Parientes y amigos ya identificaron a los fallecidos en la vivienda. Se trata de Wilfredo Westerhost Gutiérrez, de 45 años, y Luis Francisco Guerrero Navia, de 49, conocido como "Pancho" o "Polilla". Ambos se desempeñaban como acomodadores y limpiadores de vehículos en calle Huito.
Hace más de un año que la familia Gómez había cedido una mediagua en su terreno para que los amigos pudieran pernoctar. Contaban con agua pero no suministro eléctrico. "No tenían donde vivir y acá los acogieron y dieron un espacio para que tuvieran para dormir", dice Karen Gómez.
"Ellos lavaban autos en calle Huito y acostumbraban a llegar curaditos por las noches. Primero llegó Pancho y después Wilfredo. Uno tiene que haber prendido una vela y ahí comenzó el incendio. Cuando llegaron los vecinos con mangueras y palas y sacos de tierra a apagarlo ya no había nada que hacer, no pudieron rescatarlos", comenta Manuel Gómez.
"Unos días atrás lo sorprendí a uno en su cuarto dormido con la vela prendida cerca de la cabeza. Se la apagué y le dije ¡Wilfredo, no te vayas a quemar vivo y a mi madre viva!", afirma otro miembro del clan Gómez.
"No se sintieron gritos. No se deben haber dado cuenta del fuego ya que estaban muy borrachos", acota Karen, que entre lágrimas lamentó el deceso de los trabajadores. "Eran muy buenas personas, Wilfredo cuidaba mucho a mi abuela de 98 años que vive acá en el terreno. Lo queríamos como uno más de la familia. Trabajaban para tomarse sus tragos, no andaban robando, al contrario; eran muy educados y respetuosos. Ayudaban a los que podían".
A través de redes sociales, la familia Gómez buscaba contactarse con parientes de Pancho. Saben que se había separado hace un par de años y tenía hijos. En el caso de Wilfredo, sus familiares ya están en conocimiento de lo sucedido y deberán acudir a la Fiscalía y el Servicio Médico Legal para los trámites, incluida la muestra de ADN para la identificación científica.