Guillermo Ávila N.

Tras el inusual fenómeno de la naturaleza al que expertos del Centro Sismológico Nacional (CSN) de la Universidad de Chile denominaron "terremoto lento", aquella secuencia de movimientos sísmicos que finalizó con un terremoto magnitud 6.9° Richter en la tarde del 24 de abril pasado, hubo réplicas al respecto de otros entendidos en la materia.

Para Guillermo de la Maza, director regional de la Onemi (Oficina Nacional de Emergencias del Ministerio del Interior), corresponde a un término que la comunidad científica le está dando a un fenómeno ocurrido en la región. "Para nosotros, lo que es válido, más allá que sea un 'terremoto lento', rápido o súbito, lo importante es que estamos en una zona de alta sismicidad. Hay que capacitarse para estar preparados", afirma De la Maza.

¿Enjambres sísmicos?

En tanto, Matías Carvajal, investigador de "Núcleo Milenio: El Ciclo Sísmico a lo Largo de Zonas de Subducción" y magister en Oceanografía de la PUCV, aclara que mientras un terremoto ocurre por un desacoplamiento repentino de las placas de Nazca y Sudamericana, un evento, a su criterio mal llamado "terremoto lento", ocurre cuando el desacoplamiento "se produce de manera lenta, por lo que no es percibido por la gente".

Carvajal ahonda en un detalle: se propuso que fue este desacoplamiento lento el que influenció en la "secuencia sísmica de principios de año, siendo el evento 6.9° el de mayor magnitud". Es decir, acota, gatillan distintos temblores más pequeños, "a lo que en su momento se llamó enjambres. He aquí la relación. Por su parte, un terremoto es casi instantáneo", expone al tema.

Juan Carlos Báez, geodesta del CSN y uno de los co-investigadores del estudio, señala: "En un periodo de cuatro años, hemos visto sólo dos terremotos lentos: en Pisagua y éste de Valparaíso. En los otros terremotos, por ejemplo, en Illapel y Melinka, no hemos visto esto".

A su vez, De la Maza agrega que además de los estudios que dirán qué y cómo se construyen los modelos a contemplar, hoy hay más posibilidad de lectura, "como lo señalan los científicos a cargo de ese estudio, pero debe traducirse en una herramienta para los administradores del territorio para así planificar. Nosotros insistiremos en la capacidad de educar a la población".

Para ello, el profesional de la Onemi recurre al terremoto de 1985, donde hubo una cantidad de sismos precursores que llevaron al terremoto en sí. "Pero si ves el terremoto de 2010, no hubo ningún sismo que lo anticipara", dice.

De allí que, según Guillermo de la Maza, lo de abril pasado en la zona se ha denominado un terremoto lento, "que es la sumatoria de todas las energías liberadas que generan una fractura y un desplazamiento de la placa".

A juicio del director de la Onemi, son distintas manifestaciones que podrán servir para la investigación, calidad de suelo, tipos de construcción para la comunidad, "generar una cultura para que se prevé el cómo enfrentar un terremoto".

Actividad a la calma

Los investigadores comprobaron que en Valparaíso hubo un "terremoto lento" gracias a la mejor calidad de instrumentación con que cuenta hoy el país. Su proyección: que si ese comportamiento de placas se repitiera en todos los sismos, en el futuro se podría generar un modelo físico que permitiría entender qué es lo que gatilla los terremotos.

Por su parte, Matías Carvajal considera que ahora nos encontramos en una etapa normal, típica de una zona de subducción como la chilena: "Hay veces que ocurren eventos más concentrados y otros en que está más calmo el tema, como se percibe en la zona en este minuto".

Vale recordar que la actividad precursora comenzó el 22 de abril de 2017 a las 22.46 horas, cuando ocurrió el primer sismo de magnitud 4.8. Otro terremoto de magnitud moderada se produjo el 23 de abril, a las 02.36 horas (magnitud 5.9). El evento principal: 24 de abril, con una magnitud 6.9 en la escala Richter. Aquí la placa de Nazca se desplazó y enfrentó por debajo a la Sudamericana.

Desde el SHOA, informaron a La Estrella que, de acuerdo a los registros de la red de estaciones de nivel del mar, durante abril sólo se registraron variaciones menores del nivel del mar, asociadas al evento sísmico del 24 de abril de magnitud 6.9 Mw en las estaciones de Quintero, Valparaíso y San Antonio. Y cuyas máximas amplitudes aproximadas fueron de 10, 20 y 10 centímetros respectivamente. El tsunami instrumental generado por el evento del 24 de abril, fue imperceptible en el borde costero de Valparaíso, ya que al tener tan baja amplitud, se ve enmascarado con las condiciones de oleaje habitual para el sector, a lo cual se le suma la fluctuación normal de las mareas astronómicas. Por otra parte, Matías Carvajal, magíster en Oceanografía, cuenta que revisó e hizo análisis: "El evento del 6,9° generó un tsunami instrumental de 15 cm, no percibido por la gente, pero sí por instrumentos de medición".