Escritor Enrique Winter lanza su primera novela
Hace algunos años, Enrique Winter escribía, leía y editaba libros. Al mismo tiempo, terminaba sus estudios de Derecho y luego ejercía, de terno y corbata, su rol como abogado en el Congreso. Pero luego su pulsión por los libros lo convenció para dar el salto: dejó los papeleos de la abogacía, partió a estudiar escritura creativa a la Universidad de Nueva York y hoy, de vuelta en Valparaíso y dedicado cien por ciento a la literatura, está ad portas de lanzar su primera novela: "Las bolsas de basura", que será presentada este sábado en la librería Metales Pesados (ver recuadro).
A sus 33 años, el escritor Enrique Winter (santiaguino, porteño, viajero) acumula sólido un curriculum literario: tres libros de poesía (publicados en Chile, México, Argentina y Estados Unidos), un álbum musical, cuatro traducciones (editadas también en el extranjero), premios varios y la experiencia de haber sido editor en Ediciones del Temple. Ahora suma un renglón más con "Las bolsas de basura", su primer libro de narrativa.
-Como el de un futbolista que a mi edad baja de la delantera donde metía goles o poemas y quien, a falta de pique, ahora aprende a administrar la pelota, los materiales en juego. Creo, sin embargo, que los métodos de construcción de los poemas siguen ahí: la música, el merodeo, cierto lirismo, el efecto generador del lenguaje, previo al mundo que la novela suele representar.
PERROS EMBALSAMADOS
-Así es, antes de que yo escribiera "Las bolsas de basura" ya la leía el actor porno del poema, y de a poco el doble fondo de la ficción tragará esa realidad. Todo lo que leo es parte de mi biografía, como cualquier otra experiencia, e intento no olvidar nada.
-El amor de reconstruir obsesivamente y desde los restos los atropellos sociales. Al estudiar la taxidermia provoqué la memoria, notando lo mucho que me afectaron las pérdidas de mis quiltros, como se pierden las ciudades que uno deja sin llegar a otra ni ya poder volver del todo, el tiempo presente, la identidad. Conservar algo en el tráfico de hoy, como se embalsama a un perro, es un acto estético y revolucionario.
-La urgencia de darle sentidos a un quiebre amoroso, desde el cual surgieron reflexiones que perfilaron personajes lejanos a mí. A los primeros fragmentos le siguieron otros con los que retomé la escritura en un barco japonés y luego el pie forzado de la trama articuló una serie de imaginarios que no habría reconocido antes como propios. Los ritmos y arritmias de la escritura y edición hicieron el resto.