Caffé Latte
Las calles de Valparaíso siempre sorprenden a quienes buscamos un buen lugar para almorzar. Por fuera se ve como un local más de la amplia y variada oferta que presenta el plan de la ciudad, incluso tiene el mismo pizarrón informado el menú del día. Sin embargo, la diferencia se empieza a notar una vez que se traspasa el umbral de la puerta.
Entrada italiana o consomé, luego reineta tausí con arroz, omelette con ensalada o chapsui de verduras con fideos de soya son las alternativas de segundo. Celestino de postre, bebida y café express.
Optamos por la entrada. Lechuga, tomate y salame. El solo detalle del embutido hace que pase de ser una ensalada más a un producto distinto, lo que se agradece. Buena combinación de sabores y texturas.
La reineta, que a pesar da la dificultad de su buena cocción estaba a punto, sin exceso de calor, con la temperatura justa y con la humedad necesaria para encontrar todo el sabor sin problemas, acompañado de arroz, bien cocinado, graneado, de buena textura y sabor, humedecido de manera perfecta con una "Salsa-salteado" de vegetales y salsa de soya. En realidad, finos cortes de cebollín, pimiento rojo todo sellado en aceite vegetal y apagado en salsa de soya, que entregaba humedad al arroz y pescado, junto con una agradable segunda lectura salina y una crocante textura aportada por el buen punto de cocción de los vegetales.
Las mesas bien distribuidas para el poco espacio que se dispone en el primer piso, con mantel limpio y muy bien montadas. Se nota que hay preocupación por un servicio de calidad, donde cada pormenor importa, incluso la iluminación, ya que no es un lugar oscuro como muchos, sino que tiene una iluminación pareja y cálida.
La atención rápida y buena. Había una sola persona atendiendo, pero perfectamente cumplió con las expectativas de los comensales, sin dejar de ser un servicio personalizado.
Sin duda Caffé Latte es uno de esos lugares donde al salir uno sabe que va a volver.